domingo, 27 de noviembre de 2011

Piedras de vendimia y Fibra de pájaro

Como estaba anunciado, el pasado viernes la Cuadrilla salió de su refugio en el Cerro de San Cristóbal para adentrarse en la jungla de cristal logroñosa. La noche resultó de lo más extraña, sin Refectorio, sin el regalo de su calor cómplice, sin la fidelidad de sus paredes mudas y sin el dulce crepitar de la leña en su chimenea. Sin Azalea, sin Arizona, sin nada de eso. 
Para paliar esta sensación de desamparo y orfandad, Juan, el visitante número 5000, ya todo un clásico de nuestras páginas, nos deleitó con una ruta nocturna por las calles del casco viejo logroñés. Una ruta que ustedes mismos pueden disfrutar en sus múltiples variantes acudiendo a Piedras de vendimia, el gran proyecto empresarial de nuestro guía. Pero antes de nada, como siempre, el tiempo:
  • Bueno, la mañana comenzó preciosa, con el cielo completamente despejado y con una temperatura más suave de lo que cabía esperar. Conforme avanzó la mañana fueron apareciendo nubes de evolución diurna que para las primeras horas de la tarde habían cubierto por completo el cielo, circunstancia que redundó en una bajada suave de temperatura, sin grandes descalabros. Ni rastro de lluvia, con la falta que hace.
Tal y como habíamos convenido, la Cuadrilla se reagrupó en el Café Moderno. Fue en torno a las nueve de la noche. Los Cofrades asistieron puntuales a su cita, como en un riego por goteo fuimos apareciendo uno tras otro. La Cuadrilla necesitó apenas cinco minutos para agruparse al completo, abrazos, sonrisas, etc. La emoción del encuentro fue regada con un Chulato del año. Es importante reconocer que nuestro querido amigo Miguel Notario traicionó su promesa de asistir al evento, y como suele ser habitual en él, ni se excusó ni se espera de él que jamás vierta excusa alguna. Ni una llamada ni un triste sms, y es que Notario es así. Es posible que algún negocio de dudosa moral, y quizá también de alta rentabilidad, lo tuviera ocupado toda la noche.

El afán divulgador del Blog de la Cuadrilla, nos impulsa a recordar que la plaza del Café Moderno fue escenario de la película Calle Mayor, de Juan Antonio Bardem, una de las fotos que decoran el café hace referencia a este acontecimiento único en Logroño.
Algunos de los objetos que decoran el bar constituyen en sí motivos de su propia historia, como esta cafetera que ahora forma parte del Museo del Moderno. No hay que olvidar que estamos ante uno de los bares más antiguos del Logroño. Este Café fue fundado en 1916, por lo que está ya muy cerca del centenario.
Libados los primeros vinos, la Cuadrilla se adentró de la mano de Juan en los misterios de la noche logroñesa, de la noche más friqui.

Magistralmente guiados, fuimos descubriendo los secretos mejor guardados de Logroño medieval, del áureo, del romántico y del actual, como los que abajo siguen:
Vimos algunos de los rincones frecuentados por el lumpen y el submundo logroñés. Esos lugares por los que normalmente los guías turísticos no suelen llevar a su clientes. He aquí la Cara-B de la opulencia. Filosofía pura y sabiduría popular escrita en las vallas de las obras inconclusas por la crisis, la avaricia insatisfecha de los de siempre. "Mañana no curro, ¿y qué?"; acojonante, amigos.
Siguiendo el Camino de Santiago fuimos a dar con la iglesia, y a su lado el templario juego de la oca. Juan, el verso suelto de la Cuadrilla, nos sopló algunas de las más arcanas perculiaridades de este juego. 
Por desgracia para el espectáculo de Juan, no hubo niebla ni truenos para acrecentar el misterio y crear así una atmósfera más propicia para el terror. Sin embargo, Juanito nos acojonó mostrándonos esta placa en una casa de la Calle Sagasta. Ni más ni menos que un relieve de Escrivá de Balaguer, fundador del Opus y santo, para más señas. Resulta que el creador del club de los agregados, los numerarios y los supernumerarios vivió en Logroño. Amigos, y esto, contado así, de noche y por calles extrañas, acojona más que el triciclo de Kubrick. Ni que decir tiene que pusimos pies en polvorosa.
Los hermanos d'Elhuyar habitaron aquí. Por lo visto aislaron a Wolframio. Nosotros, con humildad, pidiendo perdón por nuestra ignoracia (cuánto se echa de menos en estos casos a la CÁTEDRA), preguntamos a Juan quién era ese pobre hombre y qué motivos tenían los dos hermanos para aislarlo. Juan nos dijo que Wolframio era un contrabandista muy conocido en Logroño, pero que no estaba seguro de si era el mismo que aislaron los d'Elhuyar o si era otro. Menudo cuajo que tiene Juanito.
La Cuadrilla en uno de los rincones más bonitos de Logroño, junto a la Puerta del Revellín, donde cada 11 de Junio nos cuentan la milonga del cerco y de la resistencia contra los franceses a base de peces del Ebro y panes. Se desconoce todavía de dónde sacaban el pan nuestros aguerridos antepasados, ¿acaso de la Panadería Primi?

La Cuadrilla de los Viernes posa al completo en la Puerta del Revellín, porque no hay mejor manera de entrar y salir de la ciudad que por la puerta. Por la puerta grande, como el Maestro Chenel.

Bien, y para el final he dejado lo mejor de la visita. Resulta que a nuestro guía se le ocurrió que podría hacer todavía más friqui y más terrorífica la visita, parece ser que con lo del fundador de la Obra no tuvo bastante. Así que, ni corto ni perezoso, nos llevó trapaceramente al patio de la policía municipal y nos sorprendió con este tanguillo. Por favor, no pierdan detalle de esta composición, a medio camino entre la crónica y la denuncia. Hasta ahora se conocía la existencia de romances históricos, fronterizos, moriscos, carolingios, etc. Pero nada se sabía del "romance social transgresivo", que, a pesar de su modernidad, se ajusta a los dogmas del romance tradicional, con versos octosílabos y la rima asonante en los pares. Vean, pues, y escuchen, y sientan cómo la cera de sus oídos se derrite según va filtrando estos asonantados versos:

Habrán observado que, como con el episodio de la placa de San José María, la cuadrilla tuvo que acelerar una vez más el paso, y es que la osadía de Juan no tiene límites. El caso es que, entre susto y susto, hicimos sed, ya saben, la emoción seca el paladar, por lo que decidimos remontar la Calle Mayor hasta llegar a un bar de referencia, el Iturza, donde la Cuadrilla dio vado a una botella de Muñarrate del año. Nos la pimplamos ansiosa y atropelladamente, en lo que a Juan le dura un pareado, y es que la salida precipitada del patio de la municipalidad y el eco goliardesco de su romance todavía zumbaba en nuestros oídos.

El segundo efecto secundario de la emoción es el hambre. Pasado el susto y contenida la taquicardia con el Muñarrate, había llegado el momento de satisfacer nuestras papilas gustativas con todo tipo de manjares, por lo que decidimos tomar posesión de la mesa que Mariano nos había reservado en su Café, el Moderno.
Juan posa orgulloso con la bañera de callos a la riojana que gustosamente se zampó. Todos fuimos testigos de que rebañó el plato con media barra de pan, entiendan que con esta carta de presentación se le considere ya "verso suelto" de la Cuadrilla.
Y después de la cena brindamos con orujo por la Cuadrilla de los Viernes, por la amistad y por la alegría.
Para la historia de la Cuadrilla queda esta foto con Mariano y con Joaquín. A Mariano, dueño del Café Moderno, lo podrán ver ustedes, queridos amigos que nos seguís desde todos los rincones del mundo, en la última película de José Luis García Sánchez titulada Los muertos no se tocan, nene, basada en la novela homónima de un logroñés ilustre ya desaparecido, Rafael Azcona.
No sería justo terminar la crónica pasando por alto la Fibra de Pájaro, la canción que cada viernes y sábado suena en el Café Moderno justo a medianoche. Por supuesto que la Cuadrilla estuvo allí, y como nuestro nivel de exhibicionismo parece no tener límites, ahí nos tienen expuestos en sus dos versiones (comedor y sala de baile), y dispuestos a todo, y es que... por las venas de la Cuadrilla corre la sangre de un pájaro, en fin, no hace falta que me extienda más. Véanlo y satisfagan así su pulsión más voyeurista, que tampoco parece tener límites.



Salimos después a dar una vuelta por los bares de la zona céntrica de la ciudad, donde la Cuadrilla se sintió perdida y desorientada. Acostumbrados al compost del champiñón o, en el mejor de los casos, al olor del tomillo, del romero y de la jara, no supimos orientarnos entre tanto Cacharel, Dolce&Gabanna y Carolina Herrera. Nada que ver con el cerro de San Cristóbal, amigos, pero... qué rimelado, el de algunas pestañas, qué caída, la de algunas faldas, y qué líneas. Qué lección de trigonometría, oigan, qué ángulos, qué tangentes, qué senos y qué cosenos (por favor, póngase un clavel), y qué estatuarios (para sí los quisiera José Tomás), y qué desenvoltura en los pasos, y qué volumen en los cabellos, y qué gracia y qué donaire para ver sin mirar,  y qué... 

En fin, amigos, un poso de amargura invadió de modo súbito a cada uno de los Cofrades de la Cuadrilla de los Viernes, y es que el bullicio de la vida urbana no va con nosotros. Contemplando todos esos lozanos y hermosos cuerpos de mujer que no amaremos jamás (caiga esta sentencia como losa pesada sobre nuestras boinas), caímos también en la cuenta de que definitivamente nuestra felicidad está más cerca de la escondida senda, que del mundanal ruido. Fray Luis siempre tiene razón.

Con sigilo, procurando pasar desapercibidos, los Cofrades de la Cuadrilla de los Viernes, "verso suelto" incluido, se dispersaron al abrigo de la noche. Concluía así la última asamblea de noviembre.

Estaís todos bendecidos, caros amigos.

martes, 15 de noviembre de 2011

Parrillada gaucha

Queridos amigos que nos seguís desde todos los rincones del mundo, especialmente en Villamediana de Iregua, pero también desde territorios más exóticos, como América Latina, Bélgica, Sri Lanka, Alberite o Murillo de Río Leza, a pesar de todos los pesares, la vida sigue y nosotros con ella. Continuamos montados en este tiovivo llamado Tierra. Pasamos la vida entre giros de rotación y de traslación, mientras unos se nos quedan en el camino y otros se incorporan, y, entre tanto, intentamos pasarlo lo mejor que se puede.
A pesar de que soplan malos vientos, la Cuadrilla sigue atrincherada en el romántico y noble ideal de llevar la contraria al tiempo que vivimos. Y aunque el pesimismo nos invade, nosotros, empecinados, hemos decidido echarnos al monte del entusiasmo y del optimismo. Ojo, sin caer en la ingenuidad, que conocemos el suelo que pisamos, pero sin dejar de plantarle cara a la crisis a base de emboscadas de alegría como la del último viernes, con un ataque coordinado de churrascos de carne asada al estilo gaucho. Pero, bueno, primero, como siempre, el tiempo.
  • "Amaneció el día con el cielo completamente despejado, sin embargo, conforme avanzó la jornada fueron apareciendo nubes de intensidad variable que terminaron imponiéndose a los claros, a pesar de ello, en ningún momento se percibió riesgo de precipitaciones, y eso que se puso bastante oscuro por Bocairegua. No fue hasta la noche cuando tímidamente se escaparon algunas gotas. La temperatura sigue en descenso, aunque continúan siendo suaves".
Observen la premeditada elevación de la parrilla para evitar que la carne quede expuesta a un calor demasiado intenso.
Pues eso, que nos dijo Javi Estefanía que nos iba a preparar una parrillada gaucha y vaya la que preparó. Dos horas y media antes de que los Cofrades llegaran al Refectorio, Javi ya estaba a vueltas con la carne. El proceso no es complicado, pero requiere su técnica y hay que tener la paciencia de estar allí. La clave está en asar la carne muy poco a poco, elevando la parrilla al máximo para que el calor sea menos intenso. Así, los churrascos se asan de un modo más homogéneo, hasta el hueso, y sin que la parte exterior quede demasiado quemada. Todo un arte, amigos. No intenten hacerlo en sus casas.
Deleitense con las viandas. Queridos ciberlectores... ¿quién dijo que habíamos venido al mundo a sufrir?

He aquí un primer plano de la carne tajada, todo un espectáculo. La clave estuvo en la salsa, otros Santos Óleos que Javi nos preparó para ungir la carne. Una delicia.
El aspecto del Refectorio fue el que describe esta foto, no pierdan detalle de la pulcritud y la sencillez de la mesa, nada de ornamentos barrocos, sólo las carnes sobre los platos de madera, los vinos, libados en modestas copas, la gregaria ensalada y los Santos Óleos. Sin embargo, fijense en Fausti, o en Juanan, aprecien cómo expresa su plenitud, cómo alcanza el éxtasis al llevarse la tajada a la boca. Es sólo cuestión de fe, amigos, cuando la carne entra en la boca, los Serafines inician el concierto en el paladar y se produce la Comunión del alma con el cuerpo místico de Cristo. Es lo que San Juan trata de explicar en sus poemas, lo que se conoce como éxtasis místico, el placer sin límites y "un no sé qué que nos deja balbuciendo". ¡Cierra los ojos y descríbeme lo que ves!
Javi, el uruguayo (esa noche más uruguayo que nunca, dada la parrillada), fue en esta ocasión el Maestro Asalari. Una cena brillante, pregúntenle si no a nuestro Ecónomo, el Cofrade Aitor, su rostro me da la razón. Y es que a veces no hace falta pronunciar una sola palabra, las caras ya hablan con suficiente elocuencia.
 
Como digo, la cena fue simple y llanamente espectacular. Una cena, en definitiva, con garantía de éxito. Dicho de otra manera, una cena digna de ser ofrecida a la CÁTEDRA. Eso es precisamente lo que evocó el tipo de la foto superior, el Cofrade Luezas: "con una cena así seguro que sacábamos un 'no está mal chavales', o sea, una notaza impresionante".
Paco "Levita", el hombre que vino del Najerilla para aportar un poco cordura entre tanta insensatez iregüense, y Javi, el mismo que una noche loca, absolutamente iregüense, hizo el paseíllo con el nombre artístico de "Rubio de la Ermita".

El Cofrade fotógrafo también hizo el paseíllo aquella taurina y célebre noche con el nombre de "Murito de las Parras", y hubo más gente, pero no me acuerdo, bueno, sí, Juanan era "el Lagartijo", pero ya habrá en el blog quien amplíe datos. Aquí lo tienen autorretratándose patéticamente. Y es que la cámara a veces parece que toma vida y se vuelve gamberra, como si fuera la mismísima Lola Gaos en Viridiana, se levanta las faldas, enseña el pajarito y se descojona del personal. Por cierto, gran foto la de Lola Gaos, recordémosla, no tiene desperdicio. Aquí debajo:

Bueno, huelga decir que después de la cena y de la tertulia estuvimos tomando algo por ahí y que se hizo tarde y... en fin, "Allons enfants de la patrie, le jour de gloire est arrivé", ustedes ya me entienden, ¿verdad?

Así fue nuestra "Última Cena", no como la de Da Vinci, ni como la de Viridiana, simplemente fue nuestra última cena de noviembre en el Refectorio. La próxima tendrá lugar en Logroño, en un afamado restaurante de la capital; un poco de guerrilla urbana nos vendrá bien. Contaremos con la presencia especial de nuestro invitado de honor, el visitante número 5000, ni más ni menos que Juan, todo un clásico de nuestro blog, y quizá, y esto es un rumor disfrazado de primicia, es posible que asista también el  inefable Miguel Notario, cuya honradez, y esto ya lo saben ustedes, es tan voluble como la acidez del vino.
En fin, todo sea por hallar la senda del entusiasmo entre tanta maleza, y tanta torpeza, y tanta vileza...

Hasta la vista, caros amigos, estáis todos bendecidos.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Tributo a Adolfo

Así, de pronto, sin avisar, se nos fue Adolfo Bellido. Un desgraciado accidente nos lo ha arrebatado. Es difícil explicar lo que uno siente en este momento, y también resulta complejo ordenar todos y cada uno de los recuerdos que poco a poco van cobrando presencia en la memoria. Recuerdos que contribuyen a reforzar la idea de que Adolfo era un tipo peculiar, no sé exactamente qué era eso tan especial que confería su carácter y su personalidad, pero lo cierto es que tenía algo. Tal vez ese humor contenido, inteligente, y no digo esto por su amplísimo repertorio de chistes ni por su forma de contarlos, aunque es innegable que tenía una marca y un sello propios, lo digo más bien por el modo con el que sazonaba su discurso. Por cómo dotaba a cada frase, a cada palabra y a cada silencio, de un estilo propio, de algo que lo hacía único y singular. 
 
No hace mucho que Adolfo Bellido, “Mandorro”, tuvo una presencia especial en nuestro blog, el blog de la Cuadrilla de los Viernes. Fue con motivo de la visita de los belgas, de la segunda oleada belga, la de Arno y Dominique. Recuerdo perfectamente aquel día, la improvisada fiesta, los vinos, la conversación, las chuletillas, etc. Todos sabemos que Adolfo interpretaba muy bien las jotas, que era un verdadero maestro en este arte, de esos que emocionan al auditorio cuando cantan. De igual modo, los que lo conocían bien saben que no se prodigaba precisamente mucho, al contrario, escucharlo resultaba más bien excepcional. Sin embargo aquel día fue generoso, agasajó a los amigos belgas con unas jotas, y lo hizo del modo ideal para entender la esencia de este cante, sin aditivos folclóricos, es decir, en la bodega, con un vaso de vino en la mano y rodeado de amigos y conocidos. Este hecho, por suerte, lo tenemos en el blog y os invitamos a visitarlo porque es un documento único (ver). Recuerdo que antes de subir el vídeo quise pedirle permiso, y que como pasaban los días y no lo veía corrí la voz para que otros, Peque, Larri o Merengue, se lo dijeran. Cuando por fin nos vimos, él ya estaba al corriente de todo y desde la terraza del Jubilado me echó una voz para decirme “Ernest Lluch, que ya me han dicho por ahí…, oye, que sin problema, que pongas la jota en Internet cuando quieras”. Pocos días después, Miguel Ángel, “el Fotos”, me contó que Adolfo había visto en un bar el blog y que él mismo se había emocionado escuchando su jota. También supe que había tenido la oportunidad de leer el poema de Dominique, la amiga belga (está en el mismo post que la jota), un poema que ahora, releyéndolo, parece que está claramente inspirado en su persona, los últimos versos dicen:
La Jota brotando de tu pecho
lágrimas disfrazadas de tu alma,
no obstante, paraíso  de alegría.


Después me pidió que le pasara el poema completo en un folio para tenerlo guardado, y así lo hice. Si no recuerdo mal se lo di en la bodega, era un folio impreso que de inmediato volvió a leer, probablemente con el regusto de quien evoca un día de fiesta espontánea, la mejor fiesta, la que no se prepara, la que simplemente surge y fluye.
Con Bellido, además de un gran tío (esto es incuestionable), se va una biblioteca andante, o si lo prefieren, un archivo parlante con todo su fondo documental. Adolfo era un gran conocedor del pueblo y de la gente del pueblo, de los topónimos, de los microtopónimos, de las parcelas, de los árboles genealógicos y de las relaciones de parentesco. Biógrafo de muchos de los personajes que durante un tiempo fueron historia en el pueblo (historia popular). Su anecdotario era ingente y escucharlo un verdadero placer, probablemente uno de los mejores cronistas que ha tenido Villamediana durante estos últimos años. Dotado de una memoria prodigiosa, poseía además el don de relatar bien. De esos que cuando hablan parece que proyectan una pantalla para visualizar lo narrado, describiendo detallada y minuciosamente las situaciones. Con su muerte hemos perdido un amigo, pero hemos perdido también parte de nuestro patrimonio.
Adolfo era además un tipo que sabía vivir. Uno de esos personajes libres, que cuando las sientes cerca aportan energía e invitan a vivir, que son ajenos a la presión del horario y del calendario, y que se enfrentan a la vida de cara, trabajando a tope, pero sin perderle el pulso ni la sonrisa. Tengo la impresión de que Adolfo podría vivir en alguna de las pelis de Fellini, de Kusturica o de Berlanga, que respiraba el aire de sus fotogramas.
Lo recordaré casi siempre vestido con el verde del trabajo, llamándome “Ernest Lluch” (siempre me llamaba así), mientras esbozaba esa sonrisa tan característica en él, porque Mandorro se reía más con los ojos que con la boca. Lo recordaré de muchas maneras, en el campo, a lomos de su tractor o en la terraza de un bar, pero sobre todo lo recordaré en la bodega, cocinando un rancho o cualquier otra cosa, compartiendo vino, anécdotas, historias. Compartiendo, en definitiva, vida, y cultivando la amistad.
La Cuadrilla de los Viernes al completo, como todos los que lo queríamos y conocíamos, ha sentido profundamente su pérdida, por eso queríamos rendirle este pequeño homenaje en nuestro blog, con todo el cariño y con todo el respeto del mundo. Con un abrazo muy fuerte y sentido para su familia y para sus amigos más próximos.


Un par de imágenes enviadas hoy mismo por unos amigos de Legazpi, imagino que amigos también de Karlos. Un abrazo, y muchas gracias por el detalle de las fotos.
Pero también, porque creemos que él así lo hubiera deseado, queremos concluir nuestro tributo a Adolfo brindando por su figura, por todos esos ratos compartidos y por la llama de la memoria que lo mantendrá vivo mientras nosotros podamos recordarlo.
Salud.