Queridos amigos que nos seguís desde todos los rincones del mundo, muchas gracias por seguir visitando este ciberlugar. Gracias porque, a pesar de que cada vez tenemos menos asuntos interesantes que ofrecer, seguís siendo fieles a la cita con la Cuadrilla.
Podría ahora extenderme, alargar los párrafos describiendo el color, el olor y el sabor de los cangrejos, lo mismo digo de las cocochas, podría intentarlo. Sin duda que el resultado sería desigual y poco original, tal vez algunos párrafos mejores que otros, pero en ningún caso se diría algo distinto a lo ya mencionado en crónicas anteriores. Podría recurrir a oraciones breves y sin adjetivos, para una lectura ágil y directa, o tal vez ponerme retórico con sesudos argumentos, abriendo un sinfín de oraciones subordinadas sustantivas, adjetivas o adverbiales. Podría, sí, pero no lo voy a hacer. Con esto no estoy levantando acta de defunción del Blog, ni mucho menos, pero tampoco nos pongamos trascendentes. Para ustedes el mundo no gira en torno a la mesa del Refectorio, y tampoco es la Domus Áurea el centro del universo. Aunque para nosotros sí, sobre todo los Viernes Sí.
Oigan, y qué buenos estaban los cangrejos y qué deliciosas las cocochas. Pesca de río y pesca del mar. Con semejante menú, no resultó difícil evocar la famosa Cena de la Bahía, institucionalizada ya desde este año para los veranos cuadrilleros.
El Cofrade Chuma llegó tarde, como siempre, y otra vez volvió a poner en riesgo su ración. No faltó tampoco a su cita el Verso Suelto, que con puntualidad británica Viernes Sí tras Viernes Sí va sumando puntos en esa larga carrera de fondo que es la oposición a Cofrade. Cada vez más desprendido de su condición de catecúmeno, el bueno de Juan se expresa ya como un miembro de pleno derecho. Interviene en las tertulias alimentando la discrepancia, asiste a todo tipo de evento cultural capitalino, ora en la Ópera Oberta universitaria, ora en un cineclub de la filmoteca, y de todo ello nos da debida cuenta en los prolegómenos de la cena, provocando el pasmo de los Cofrades. A estos méritos vinculados al bagaje cultural hay que añadir otros de categoría dionisiaca, y es que el muchacho, además de erudito, trasiega el vino con la desenvoltura de un leñador escandinavo.
Y mientras degustábamos los cangrejos y dábamos debida cuenta de las cocochas, discutíamos con ínfulas ciceronianas temas de actualidad, de manera que convertimos la cena en una tertulia improvisada y de muy variada temática, a saber: si antes del Mundial del 74 se jugaba al fútbol andando o no; si Cataluña es España, si Quebec es Canadá, o si Escocia será independiente; si cualquier referencia a los cazadores requiere una mayor precisión semántica, que separe por ejemplo el término cazador del de escopetero; si Anton Polster fue el mejor delantero centro que ha tenido nunca el Club Deportivo Logroñés, o si lo fue Oleg Salenko; si las faldas de raja son más excitantes que la minifalda; o si las prestaciones sexuales que puede ofrecer un negro son superiores a la de cualquier paliducho europeo.
Los que supuestamente andaban
Los que sin duda corrían
Habíamos empezado con las cocochas y los argumentos eran más bien pobres. La conversación en torno a esta polémica, aunque no menor, fue relajada. Entre otras cosas porque parecía evidente, unos andaban y otros corrían.
¿Pertenece Cataluña a España? La Virgen del Pilar dice que no quiere ser francesa, bien, estaba en su legítimo derecho. Aunque las opiniones fueron diversas, a la única conclusión a la que llegamos es que da lo mismo sufrir recortes que retallades. Alguno repitió el segundo plato de cocochas y nos aseguramos de que ninguna copa de vino se quedara triste.
Empezábamos con los cangrejos y salió a relucir el tema de los cazadores, alguien dijo que eran escopeteros, y entonces se decidió por unanimidad que había cazadores y escopeteros. En la imagen inferior el gran Miguel Delibes. El escritor castellano dijo que para cazar había que entender primero la alegría de andar; genial, él sí que era un cazador.
Sin embargo, los de arriba, que acaban de pasar por las armas a un elefante, parece que andar, lo que se dice andar, andan poco. Seguíamos con las cocochas. Ah, y que ninguna copa de vino se quedara triste.
Sin embargo, los de arriba, que acaban de pasar por las armas a un elefante, parece que andar, lo que se dice andar, andan poco. Seguíamos con las cocochas. Ah, y que ninguna copa de vino se quedara triste.
¿Fue Polster el mejor delantero del Logroñés?
¿O fue el bueno de Oleg Salenko?
La Cuadrilla dejó también en el aire esta discusión, pues aunque todos coincidimos en que el austriaco deslumbró de rojiblanco, el ruso no le fue a la zaga. En ese momento ya estábamos todos dándole duro a los cangrejos, y cuidándonos mucho para que ninguna copa de vino se quedara triste.
Falda larga con raja o minifalda, otra disyuntiva sometida a la polémica Cuadrillera. Fue un arduo debate entre insinuación y explicitud que terminó en tablas. A nivel retórico la conversación adquirió cierta altura, con argumentos en los que se exaltó el hedonismo contemplativo de las dos opciones sometidas a debate. Los cangrejos eran picantes, y las libaciones empezaban a dejarse sentir en el contenido de las ponencias.
¿Son las prestaciones sexuales de un negro superiores a las de un blanco? No sé cómo pudimos meternos en semejante jardín. Lo cierto es que estábamos untando la salsa picante de los cangrejos y todos coincidimos en que, como dice Javier Krahe en Un burdo rumor, "es mísero, sórdido y aun diría tétrico, someterlo todo al sistema métrico". Sin embargo, ni siquiera nosotros mismos nos dejábamos convencer por nuestros argumentos, cundió el desánimo, se notaba mucho la falta de fe en nuestros propias palabras, y el silencio se adueñó del Refectorio. Un silencio incómodo que se dilató hasta que alguien, dando un puñetazo sobre la mesa, dijo atinadamente, "¡¡EL CARIÑO TAMBIÉN CUENTA!!", sentencia que levantó la moral de la tropa y que fue recibida con una ensordecedora salva de aplausos; por supuesto, no faltaron tampoco los brindis.
Y así acabamos la velada, incurriendo en redundancias, discutiendo discusiones y practicando libaciones que nos llevaron ineluctablemente a reírnos de nosotros mismos. En el postre hubo un duelo de rosquillas de diferente origen, ambas estaban deliciosas.
Para unos, las mejores fueron las de Leti, para otros las de Nuria. El caso era polemizar, nos dio la vena tertuliana y cualquier cuestión era sometida a debate. Bueno, a decir verdad, todas estaban buenas, todo dependía del ojo con que se miraran.
La noche siguió en el Azalea y en el Arizona, donde compartimos amigable tertulia (no podía ser de otra manera) con Gustavo, alias "Mou". Después ya saben...
"Allons enfants de la Patrie, le jour de gloire est arrivé"
Estáis todos bendecidos, caros amigos.