Así, de pronto, sin avisar, se nos fue Adolfo Bellido. Un desgraciado accidente nos lo ha arrebatado. Es difícil explicar lo que uno siente en este momento, y también resulta complejo ordenar todos y cada uno de los recuerdos que poco a poco van cobrando presencia en la memoria. Recuerdos que contribuyen a reforzar la idea de que Adolfo era un tipo peculiar, no sé exactamente qué era eso tan especial que confería su carácter y su personalidad, pero lo cierto es que tenía algo. Tal vez ese humor contenido, inteligente, y no digo esto por su amplísimo repertorio de chistes ni por su forma de contarlos, aunque es innegable que tenía una marca y un sello propios, lo digo más bien por el modo con el que sazonaba su discurso. Por cómo dotaba a cada frase, a cada palabra y a cada silencio, de un estilo propio, de algo que lo hacía único y singular.
No hace mucho que Adolfo Bellido, “Mandorro”, tuvo una presencia especial en nuestro blog, el blog de la Cuadrilla de los Viernes. Fue con motivo de la visita de los belgas, de la segunda oleada belga, la de Arno y Dominique. Recuerdo perfectamente aquel día, la improvisada fiesta, los vinos, la conversación, las chuletillas, etc. Todos sabemos que Adolfo interpretaba muy bien las jotas, que era un verdadero maestro en este arte, de esos que emocionan al auditorio cuando cantan. De igual modo, los que lo conocían bien saben que no se prodigaba precisamente mucho, al contrario, escucharlo resultaba más bien excepcional. Sin embargo aquel día fue generoso, agasajó a los amigos belgas con unas jotas, y lo hizo del modo ideal para entender la esencia de este cante, sin aditivos folclóricos, es decir, en la bodega, con un vaso de vino en la mano y rodeado de amigos y conocidos. Este hecho, por suerte, lo tenemos en el blog y os invitamos a visitarlo porque es un documento único (ver). Recuerdo que antes de subir el vídeo quise pedirle permiso, y que como pasaban los días y no lo veía corrí la voz para que otros, Peque, Larri o Merengue, se lo dijeran. Cuando por fin nos vimos, él ya estaba al corriente de todo y desde la terraza del Jubilado me echó una voz para decirme “Ernest Lluch, que ya me han dicho por ahí…, oye, que sin problema, que pongas la jota en Internet cuando quieras”. Pocos días después, Miguel Ángel, “el Fotos”, me contó que Adolfo había visto en un bar el blog y que él mismo se había emocionado escuchando su jota. También supe que había tenido la oportunidad de leer el poema de Dominique, la amiga belga (está en el mismo post que la jota), un poema que ahora, releyéndolo, parece que está claramente inspirado en su persona, los últimos versos dicen:
lágrimas disfrazadas de tu alma,
no obstante, paraíso de alegría.
Después me pidió que le pasara el poema completo en un folio para tenerlo guardado, y así lo hice. Si no recuerdo mal se lo di en la bodega, era un folio impreso que de inmediato volvió a leer, probablemente con el regusto de quien evoca un día de fiesta espontánea, la mejor fiesta, la que no se prepara, la que simplemente surge y fluye.
Con Bellido, además de un gran tío (esto es incuestionable), se va una biblioteca andante, o si lo prefieren, un archivo parlante con todo su fondo documental. Adolfo era un gran conocedor del pueblo y de la gente del pueblo, de los topónimos, de los microtopónimos, de las parcelas, de los árboles genealógicos y de las relaciones de parentesco. Biógrafo de muchos de los personajes que durante un tiempo fueron historia en el pueblo (historia popular). Su anecdotario era ingente y escucharlo un verdadero placer, probablemente uno de los mejores cronistas que ha tenido Villamediana durante estos últimos años. Dotado de una memoria prodigiosa, poseía además el don de relatar bien. De esos que cuando hablan parece que proyectan una pantalla para visualizar lo narrado, describiendo detallada y minuciosamente las situaciones. Con su muerte hemos perdido un amigo, pero hemos perdido también parte de nuestro patrimonio.
Adolfo era además un tipo que sabía vivir. Uno de esos personajes libres, que cuando las sientes cerca aportan energía e invitan a vivir, que son ajenos a la presión del horario y del calendario, y que se enfrentan a la vida de cara, trabajando a tope, pero sin perderle el pulso ni la sonrisa. Tengo la impresión de que Adolfo podría vivir en alguna de las pelis de Fellini, de Kusturica o de Berlanga, que respiraba el aire de sus fotogramas.
Lo recordaré casi siempre vestido con el verde del trabajo, llamándome “Ernest Lluch” (siempre me llamaba así), mientras esbozaba esa sonrisa tan característica en él, porque Mandorro se reía más con los ojos que con la boca. Lo recordaré de muchas maneras, en el campo, a lomos de su tractor o en la terraza de un bar, pero sobre todo lo recordaré en la bodega, cocinando un rancho o cualquier otra cosa, compartiendo vino, anécdotas, historias. Compartiendo, en definitiva, vida, y cultivando la amistad.
La Cuadrilla de los Viernes al completo, como todos los que lo queríamos y conocíamos, ha sentido profundamente su pérdida, por eso queríamos rendirle este pequeño homenaje en nuestro blog, con todo el cariño y con todo el respeto del mundo. Con un abrazo muy fuerte y sentido para su familia y para sus amigos más próximos.
Un par de imágenes enviadas hoy mismo por unos amigos de Legazpi, imagino que amigos también de Karlos. Un abrazo, y muchas gracias por el detalle de las fotos. |
Salud.
Magnifico homenaje. Desde aquí vaya mi mas sincero pésame a la familia. De verdad una gran perdida.
ResponderEliminarJavi
Muchas gracias Ernaesto, por todo.
ResponderEliminarEduardo Bellido
Gracias a la cuadrilla por este merecido homenaje a "Mandorro"
ResponderEliminarEduado Delgado.
Hasta ahora no había comentado nada en el blog. Adolfo merece este pequeño homenaje y mucho más. Para él sólo tengo gratitud por una tarde de lluvia que me rescató en la carretera como solo él sabía hacerlo, sin decir nada, pero sin pedir nada a cambio. Todo lo demás ya lo ha dicho Ernesto. ¡Que descanse en paz! Y no sólo es una frase hecha, sino dicha desde el corazón.
ResponderEliminarAitor.
Para nosotros es una gran satisfacción saber que tiene tan buenos amigos. Lo has descrito tal cual era. Muchas gracias por todo,
ResponderEliminarNuria
Grande y sentido homenaje. Me sumo al mismo y lo hago extensible a la familia y amigos.
ResponderEliminarAdolfo, "hombre del traje verde", te recordaremos siempre y, allí donde estés, sigue mostrando tu sonrisa y tu socarronería.
Miguel Ángel, al que tú llamabas "retratero".
Gracias al responsable de este BLOG poruqe así tendremos el recuerdo de este buen ciudadano de Villamediana . Que Dios lo tenga en la Gloria .
ResponderEliminarJulian
Donde quiera que estés, jodido. Un trago a tu salud.
ResponderEliminarGabardina.
Soy Joseba el sobrino de Isai uno de los incontables amigos del mandorro.
ResponderEliminardesde que le conoci hace 3 años vi que era una grandísima persona y no solo por su tamaño.
siempre que llegaba a villamediana lo primero que me decía vamos para la bodega para que pruebes el ultimo vino.
Todavía recuerdo cuando le regale una jarra de barro para el vino símbolo de Portugalete mi pueblo y que a pesar de que tendrá muchas le hizo una ilusión terrible.
particularmente le voy a echar mucho en falta cada vez que con mi tío Isai visite villamediana.
Q.E.P.D ADOLFO
un abrazo a todos
JOSEBA
Aúpa: soy Fernando de Legazpi y el pasado día 18 de octubre estuvimos en Villamediana, compartimos un rato las bodegas y a la tarde un trago en una terraza con Adolfo comentamos la cercanía de su cumpleaños y...........bueno un saludo.
ResponderEliminarFernando
S.T.T.L.
ResponderEliminarEl Parien
Conocí a Mandorro desde que era una niña. Cuando ibamos a vendimiar venía con el tractor a portearnos la uva. Siempre haciendo favores.
ResponderEliminarQuiza por edad. Nunca pude compartir una conversación con él. Pero siempre me inspiró confianza. Fueron muchisimas veces las que corriendo sola por los caminos de Villamediana, me lo encontraba y nos saludabamos. Este simple gesto me daba seguridad. He sentido mucho lo que paso. En el blogg me habeis descubierto cosas de el, que no conocía. Os felicito por el blogg y por este homenaje.
Mónica
Un buen homenage, se nos ha ido uno de los grandes, desde muy chaval he compartido porrón y vaso con Adolfo, y siempre que lo necesitaras ahi estaba, siempre había un plato y un vaso en su bodega!!!
ResponderEliminarSiempre se van los mejores, cuidate Adolfo alli donde estes!