jueves, 19 de abril de 2012

Concurso de Cosecheros de Villamediana.

El pasado sábado 14 de Abril, coincidiendo casualmente con el setenta y un aniversario de la proclamación de la IIª República, se celebró el "7º Certamen de Vino. Ciudad de Villamediana", consolidado evento que nació para estimular la creación de caldos de cosecha propia en nuestras bodegas, así como para difundir y extender el conocimiento, aprendizaje y perfeccionamiento de este mágico proceso de transformación del fruto de la vid en vino.
A partir de aquí, y por extensión, es evidente que durante estos siete años se han ido asentando una serie de iniciativas que nos han llevado a valorar la cultura del vino, si no en su justa medida, sí en una medida más justa. Por eso, de entrada, desde la Cuadrilla Viernes Sí tenemos que expresar nuestro agradecimiento y nuestra más sincera enhorabuena a la gente de la ORB, verdaderos artífices y valedores de este proyecto, tanto por su afán preservacionista en todo lo relacionado con el Barrio de las Bodegas, como por su esfuerzo en proyectos de divulgación de la cultura popular del vino.
¡¡Gracias y Enhorabuena!!

Entrando ya en lo que propiamente es la crónica de este acontecimiento, hay que destacar la sensible merma en la participación de cosecheros, debido quizá a las condiciones climatológicas que tan severamente afectaron a la última cosecha.

Al concurso se presentaron doce vinos, algo que contrasta con los dieciocho que llegaron participar hace tres ediciones o los quince del año pasado. Sin embargo, como dato notablemente positivo, llama la atención la participación de dos cosecheros nuevos, personas que por primera vez aportaban sus vinos, que insuflaban aire nuevo en la nómina tradicional de participantes, y que permiten presagiar la garantía de un relevo generacional y la pervivencia del Certamen. Precisamente entre estos nuevos participantes se dio la campanada del concurso, bueno, la doble campanada. Pero no adelantemos acontecimientos.

Cuatro catadores oficiales compusieron el tribunal: Agustín Santolaya, Andrés Morán, Juan Marcos e Iván Ausejo. El tribunal evaluó los caldos en privado para después, alcanzado el consenso entre los cuatro expertos, iniciar el comentario y análisis de cada uno de los doce vinos participantes.

En general, aunque la cosecha no fue muy propicia, el tribunal coincidió en valorar al alza el nivel de la mayor parte de los vinos presentados.

La cata fue seguida con atención. Por lo general el olor de los vinos respondía muy bien a los aromas afrutados tan característicos de este tipo de cosecheros jóvenes. Sin embargo, plátano y levaduras fueron dos voces que se mencionaron en algunos de los pasajes de la cata y que suscitaron cierta controversia entre los participantes.


Éste era el aspecto que presentaba la gran sala donde se celebró el Certamen. Una larga mesa corrida con abundantes víveres hizo que la cata resultara, además de instructiva, placentera.

Juan Pedro y Larri, cabezas visibles de la ORB y dos de los principales artífices de este certamen.
Y por encima de todo, lo cierto es que la gente lo pasó bien. 
La cata comentada acabó y había que asociar los números de las botellas premiadas con los nombres de sus propietarios. Germán, por parte de la Organización, fue el encargado de descodificar los números y ponerles nombre.
Abiertas las plicas, el jurado habló, como suele ser habitual con la portavocía de Agustín Santolaya. La suerte estaba echada. Se iban a dar los nombres de los ganadores y la atmósfera se fue cargando de un ambiente marcado por la curiosidad y el nerviosismo. Quizá algunas de estas imágenes pueden ser reflejo de la expectación creada en ese momento:
Bueno, con estas cosas, ya se sabe, alegrías y penas, pero lo cierto es que en general existen motivos de sobra para compartir entre todos la alegría, la alegría por un reto ya asentado en el calendario bodeguero de Villamediana. La alegría por el Certamen de Vinos en sí, porque es una realidad fija e indiscutible, y porque sin la participación de todos, desde el primero hasta el último vino, el concurso ya no sería potencialmente igual ni estaría conferido por el mismo valor. En este sentido todos salimos ganadores, porque gana el vino, gana la cultura del vino, gana Villamediana y ganan las bodegas.
Se acabaron los nervios y para algunos había llegado el momento de exteriorizar la alegría. 
Después, Juan Pedro dio por cerrado el Certamen sin olvidarse de agradecer a todos el esfuerzo por la participación.

Pero ahora pasemos a la campanada de la que se hablaba en la introducción, la doble campanada. Y es que se produjeron dos hechos sin precedentes dentro del Certamen. Primer tañido, por primera vez concursa una mujer y por primera vez gana una mujer (menudo campanazo). Segundo tañido, por primera vez el concursante más joven se alza con el primer premio. ¿Quién es la culpable de esta auténtica revolución sin precedentes desde los tiempos de las aguerridas sufragistas?, pues ahí la tienen:
Ahí la tienen, en el centro, es Leticia Martínez Lapuente, feliz, quizá con un júbilo contenido, y rodeada por todo su equipo, sus padres, Pitero y Rosa, su hermano Carlos, "su" Eduardo, Víctor y Rubén, un auténtico Dream Team. Se presentó de igual modo que celebró el triunfo, así, de puntillas, sin hacer ruido, guiada por la mesura (qué virtuosa). Pero lo cierto es que acabó maravillando a los oráculos del simposio, que se rindieron en elogios y alabanzas hacia su creación. Felicidades Leticia, ¡¡eres la Dueña de la Alquimia!!, que sepas que la Cuadrilla Viernes Sí te rinde pleitesía de por vida, tanto por el rompedor descaro de tu proeza, como por todo el bien que le haces a la Humanidad con tu vino y con tu actitud.

Aferrados al pódium desde hace ya tres años, encadenando un primer puesto y dos segundos consecutivos, ahí los tienen: Larri y los hermanos Palacios Arnáez, Pedro y Jósean.
He aquí los ganadores del tercer premio, los hermanos Martínez Arnáez, César y Juan Pedro, acompañados por el jovencísimo Juan, dejando claro que aquí hay cantera.
Vaya, parece que en Villamediana hay que apellidarse Martínez o Arnáez para hacer vinos. ¿No serán todos familia? ¿Es esto sospechoso? Sin duda que no, lo aclaro, es broma, no vaya a ser que alguno acabe echándome gramoxone en el vino.

Después hubo tiempo para dar una vuelta por las bodegas, asistir a la cena en Bodega de Santiago y acabar con un día de fiesta. Un día de exaltación de la cultura del vino.

Gracias una vez más a la ORB, a la organización de estos eventos, a los que desinteresadamente colaboran, y a los que con tanto mimo y tesón elaboran sus vinos.

Sólo queda la despedida, aprovechemos este Primer Año Mariano para lanzar a los cuatro vientos la mejor de sus consignas, cargada de hondura conceptual, trascendencia y sabiduría popular. Por favor, griten conmigo:

¡VIVA EL VINO!

4 comentarios:

  1. Felicidades cuadrilla. Me ha gustado mucho la crónica del concurso de la cata de vinos. Aprovecho para felicitar a la ORB de Villamediana, sin duda la vida de la humanidad no sería la misma sin ellos. También, felicito desde estas páginas a Leticia Martínez Lapuente, agradeciendo su aportación a la felicidad de los que nos gusta este preciado líquido.
    Un abrazo a todos.
    Marisa.

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  2. Hola, Marisa, muchas gracias por tu amable comentario y, sobre todo, por compartir nuestro agradecimiento con la ORB y con Leticia.
    Un Saludo Cuadrillero

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  3. Hola, muchísimas gracias a todos por vuestros comentarios. Gracias Ernesto, te animo a que continues con el blog. Estais todos invitados a "echar un vaso" en la bodega. Muchas gracias otra vez.
    Un abrazo, cuadrilleros!!
    Leticia

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  4. Hola, Leticia, gracias por tu ánimo. Aunque si hay algo que verdaderamente nos pone contentos es que nos invites a probar tu delicado néctar.
    Lo dicho, nos apuntamos a echar un vaso y a charlar un rato. Y si no hay conversación... que tu vino nos hable.
    Nos vemos.
    Saludos cuadrilleros.

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