viernes, 30 de diciembre de 2011

Panorámicas

Queridos ciberamigos, os presentamos algunos de los paisajes que habitualmente contemplamos los vecinos de Villamediana, así como todo aquel que tiene a bien honrarnos con su visita. Algunas fotos, como bien sabéis los lugareños, están hechas desde el mismo cerro de San Cristóbal, ese monte horadado por cuevas en las que reposa al vino, otras, la mayoría, desde términos donde tradicionalmente se vienen cultivando la vid y el olivo. 
En cualquier caso, queríamos subir estas imágenes para que los amigos que nos ven desde diferentes rincones de España y del mundo, sepan más o menos cómo es el paisaje que nos rodea, poniendo especial énfasis, como ya hemos apuntado antes, en el mundo de los vinos, los lugares donde se cultivan y cuidan las cepas, las viñas, los olivares (los nuevos y los que tradicionalmente convivieron con las cepas), los llanos, las vaguadas y laderas en las que crecen, y las vistas privilegiadas que algunos de estos puntos nos deparan.
También queremos aprovechar para desearos una buena salida de año y una mejor entrada. Que el 2012 os sea propicio, caros amigos, es un deseo compartido por todos los Cofrades de la Cuadrilla de los Viernes, que también aprovecha para agradecer vuestras visitas a este blog, que nació como una gamberrada y lo sigue siendo.
¡FELIZ 2012!
La Cuadrilla de los Viernes Sí.









lunes, 26 de diciembre de 2011

Rancho

Última cena de diciembre y, por ende (y esto va por el Catedrático García), última cena del año. Como bien sabéis, son días de excesos. Supuestamente nuestros corazones, llenos de buenas intenciones, se impregan con el espíritu de la Navidad, pero lo único cierto es que son sobre todo nuestros cuerpos los que se impregnan copiosamente de alimentos: carnes, pescados, mariscos, dulces, alcoholes fermentados, destilados, etc. Quizá por eso la Cuadrilla decidió ir a la contra y deleitarse con un tradicional plato riojano que, por sus orígenes y características se halla en las antípodas de la opulenta dieta navideña. Sí, amigos, sí, estamos hablando del popular y humilde rancho, el nacido de la penosa dieta cuartelaria.
Pero antes de nada, como siempre, el tiempo:
  • Mañana nublada, con amenaza de lluvia o inscluso de nieve, con frío relativo, así, sin más. Lo típico de diciembre, aunque lo de la amenaza de nieve o de lluvia fue una ilusión, ni una gota. Por primera vez en esta sección incluímos fotografía. He aquí este rompimiento de gloría que vi desde la ventana de mi cocina.
Eran las ocho y media del día 22 de diciembre, día de la lotería, y parecía que el Divino estaba anunciándome el lugar donde iba a tocar el premio gordo. Más o menos a la altura de Sorzano, quizá sobre la casa de nuestro amigo Alfredo Ruiz. Sin embargo, acabo de hablar con él y me confirma que en Sorzano no tocó ni la pedrea. Ya ven, caros ciberamigos, en estos tiempos de crisis ya ni el Supremo es infalible.

Pero, bueno, pasemos ya a los asuntos culinarios. Como ya se ha dicho en la entradilla, tocaba rancho, y para eso contamos, como casi siempre, con Javi, que cogió los peroles por las asas. No olviden que entre sus muchas facetas y honores dentro de la Cofradía, Javi cuenta con los títulos de Maestro Asalari, Perito en Ranchos y Druida de los Ungüentos, pues sólo él conoce la fórmula mágica de los Santos Óleos. Como dato de interés etnográfico y gastronómico, hay que aclarar que el rancho fue elaborado con fuego de leña y la ayuda de la ancestral trébede, como se viene haciendo desde hace siglos. Nosotros en concreto, durante parte de los siglos XX y XXI.

Puestos al servicio del Maestro, el resto de los Cofrades nos entregamos de lleno a labores gregarias, tales como pelar patatas, picar pimientos, ajo, cebolla, trocear los conejos y descorchar botellas de vino. El espectáculo estaba en marcha.

Vean al "verso suelto" de la Cuadrilla picando patatas. El hombre se ganó alguna amonestación por parte de los veteranos Cofrades, que pusieron reparos tanto a su forma de trocear las patatas como a la de picar la cebolla. Sin embargo, Juan, como buen grumete, lo soportó todo con entereza y buen humor. Era el día de su Confirmación y quizá por eso los nervios le jugaron una mala pasada. En algún momento se le saltaron las lágrimas, bueno, seamos sinceros, lloró a moco tendido. Es lo que tiene picar cebollas.
Pochada la cebolla, le tocó el turno a los pimientos, rojo y verde. Observen el colorido que tomaba en la sartén. Los pimiento sobrantes acabaron en las brasas de leña.
Posteriormente, el Cofrade Perito en Ranchos añadió el conejo troceado. Fíjense en cómo poco a poco los pimientos de la base se van asando. Como ven, queridos amigos que nos seguís desde todos los rincones del mundo, el contenido de la sartén cada vez resulta más atractivo a la vista.

A continuación llega el turno de las patatas, esos humildes tubérculos que vinieron de América como una especie exótica hace cinco siglos. Una rareza botánica que en algunos países sirvió para alimentar a los animales de granja. Después, las hambrunas y la falta de otros alimentos básicos hicieron que el hombre las introdujera en su dieta, aunque pasarían muchos años hasta que se inventara el rancho a la riojana.


El Maestro Ranchero se encargó de aderezar la marmita con pimiento molido, hojas de laurel y alguna otra cosa que no pudimos apreciar porque, como suele ser habitual en sus chisterazos, nos invitó a cerrar los ojos, cosa que hicimos obediente y respetuosamente.

Durante la gestación del rancho tuvimos una agradable visita, ni más ni menos que Marina y Nuria, nuestra primera anunciante del Blog. Nuria nos trajo un postre, pero ya dejamos claro que con un flan no se paga un anuncio, así que aplícate el cuento. No pierdan detalle de la mirada censora de Nuria, que, copa de vino en mano, iba matizando y amonestando cada uno de los movimientos de Javi.



Tres momentos de la noche con el Cofrade Ranchero como protagonista. La verdad es que la marmita brillaba con plenitud, bullendo graciosamente sobre el fuego. Los pimientos ya estaban casi asados y el Maestro brindaba por ustedes lleno de satisfacción. Véanlo en su última comprobación, "está listo".


¿Se acuerdan ustedes de aquellos dos pimientos que poco a poco se iban asando a los pies de la trébede? Vean en qué se convirtieron por arte y gracia del fuego y del Cofrade Juanan. El plato de duralex los acuna, así como al aceite virgen extra de empeltre y a los ajitos picados. Después de probarlos ninguno de nosotros volvimos a dudar acerca de la existencia de Dios.


Pasadas dos horas, tal y como había anunciado el Maestro, el rancho estaba listo. Sólo faltaba dejar que reposara un rato. Durante ese tiempo (el de las dos horas de gestación), los cofrades degustaron entrantes de queso, lomo curado, salmón (empezábamos así a alejarnos de la inicial humildad), patés de diversa naturaleza, etc. Hay que confesar que durante esas dos horas de elaboración se trasegaron siete u ocho botellas de Crianza Rioja, motivo por el cual iniciamos la degustación de las patatas movidos por una especial alegría; la alegría que da el vino.

La Cuadrilla casi al completo inició con decisión la degustación del rancho. Observen a Juanito cómo estuvo acompañado por los veteranos cofrades Juanan y Agustín. Este último, por tratarse de un día tan especial, hizo el esfuerzo de venir a la cena. Desde aquí aplaudimos al pionero Cofrade por su sacrificio.
Y llegó el momento especial.... vean ahí abajo:

¿Puede haber una escena más religiosa que esta? Dificil, ¿verdad? Vean con qué devoción y recogimiento toma su Primera Comunión Cofradesca. ¿Cómo puede caber tanta Fe en una foto? Hay que decir que el Cofrade Agustín puso algunas pegas de inicio, dada la extremada juventud del catecúmeno, aunque poco después tuvo que retractarse, sobre todo al comprobar que, aunque Juanito tiene cara de niño, bebe como un hombre. Qué angelito.

Juan, el pionero de las rutas nocturas por Logroño, posa orgulloso tras aprobar su primer examen de catequesis. El tribunal tuvo unas palabras de elogio para el bisoño candidato. Posteriormente hubo también un recuerdo especial para la CÁTEDRA, en tono encomiástico, por supuesto, pues no es lo mismo un simple tribunal, como el de la Cuadrilla, que el TRIBUNAL por antonomasia, aquel que juzgó nuestra tesis el pasado 14 de Octubre.

El Maestro y el alumno aventajado. Observen cómo el Cofrade Juanan explica al iniciado los términos de Villamediana, cuyo conocimiento y ubicación ha de conocer para ganarse nuestro preciado Toisón de Cofrade. No pierdan detalle de la atención con la que escucha a su Maestro, "aquí está Valsalao, aquí Juandete, por aquí Zorraquín, más allá...".

La satisfacción era plena, después del rancho nos zampamos un pastel de naturaleza industrial, con un alto contenido calórico, rico en grasas saturadas, hidrogenadas y tal vez hasta enriquecido con uranio empobrecido, por todo ello, es evidente que no viene a cuento mostrar el citado pastel en este blog. Pero más allá de todos aditivos tan nocivos para la salud, lo cierto es que la tarta estaba muy buena y que nos dejó estas caras, ¿acaso por la radiación?
La Felicidad, que es frágil e inquieta, como esta foto movida y sin embargo tan reveladora del estado de plenitud que da la buena mesa, el buen vino, la compañía agradable y el cultivo de la amistad. En esta foto Bretoncito y Chuma son la encarnación de la alegría. ¿Sienten ustedes envidia? Pues no la tengan, prueben a seguir nuestro ejemplo y no nos vengan con la milonga de la envidia sana; eso no existe.

Nuria nos trajo un flan con la sibilina pretensión de ser un ofrecimiento altruista, pero más que un postre pareció un experimento. Aprovechando que los Cofrades de la Cuadrilla son como cobayitas que lo devoran todo, la primera anunciante del blog nos hizo entrega de un extraño flan que careció de éxito entre la concurrencia. Ni siquiera los tragaldabas de la Cuadrilla con inclinaciones más pantagruélicas pudieron acabarlo. Sedientos de venganza por tanto apunte, matiz y corrección, los Cofrades en pleno censuraron sin remilgos a Nuria, que probó en sus carnes (perdón por la expresión) su propia medicina. Por una vez, la censora fue censurada.
Nuria, por favor, deja de experimentar con nosotros y haznos una tarta en condiciones.

Bueno, y esto es todo por este año, al menos en cuanto a cenas se refiere. Pronto cumpliremos nuestro primer aniversario como Blog, efeméride que celebraremos por todo lo alto. No tenéis que olvidar, queridos amigos que nos seguís desde todos los rincones del planeta, que cada vez queda menos para la visita número 10.000, que será premiada con el honor de compartir mesa y mantel con la Cuadrilla. En breve, quizá a partir de la visita 9000, el inefable Miguel Notario será advertido para que esté atento a las IP de nuestros cibervisitantes.

Esta vez nos despedimos con la bendición del Cofrade Chuma, cuya recortada barba le otorga ese porte distinguido y la prestancia propia de un genuino gentleman iregüense, de esos que lo dicen todo con el silencio como único vehículo de expresión. Auténtico, Chuma.


Estáis todos bendecidos, caros amigos.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Alejandro Narganes Alles, "Camiseta".

La semana pasada murió Camiseta, y sus cenizas ya están en su huerto de Sotombos, en Bejes, Cantabria. Lo conocí el año pasado, y para entender su personalidad bastaba con ver el cartel que colocó a la entrada de su huerta "Sotombos. Límite de la velocidad de la luz. Entren en primera".
Sólo conociendo este texto, su pasión por el conocimiento, por la astronomía, se puede también entender el epitafio que eligió para la placa que conmemoraba su despedida.
"Cami" quería venir a cenar con nosotros un Viernes Sí. En agosto pasado me prometió que se pasaría por La Rioja para echar unos vinos y darse un homenaje con unas chuletillas al sarmiento.

Bueno, no ha podido ser. En el recordatorio que se repartió el día de su homenaje, ayer, sábado 17 de diciembre, se podían leer estos versos de Miguel Hernández con los que me siento ahora totalmente identificado:

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.
Que aún teníamos que hablar de muchas cosas...
  
De lo que no cabe duda es que el próximo viernes la Cuadrilla brindará a su salud.
Hasta siempre, Camiseta.

martes, 13 de diciembre de 2011

Conejo asado al sarmiento.

Sí, amigos, sí. Después de meses sin saber nada de él, por fin, le pegamos al conejo, al oryctolagus cuniculus. Este inquieto roedor, popularmente conocido por su capacidad reproductiva, es también famoso porque tiene a bien tocarle los cojones al hombre, el homo sapiens (se supone), zampándose sus cosechas. En Australia provocó casi el mismo pánico que el ataque japonés a Pearl Harbor. Pero... ¿acaso es tan malo este simpático animal? Es de suponer que no, por eso, para demostrar las virtudes de este gracioso y entrañable roedor, decidimos rendirles este pequeño homenaje, que, al mismo tiempo, fue nuestro homenaje.
Pero, antes de nada, como siempre, el tiempo.
  • Nubosidad variable, con cada vez mayor incidencia de nubes conforme avanzó el día, aunque sin llegar a estar ciegamente cubierto en ningún momento. Temperaturas más o menos suaves para la fecha en que vivimos. Ni rastro de lluvia.
Después de la aventura por Logroño, la Cuadrilla regresó al humilde y cálido hogar del Refectorio. Esta noche le tocaba organizarlo todo al Cofrade Aitor, el ecónomo de la Cuadrilla, y nos propuso, como ya se ha dicho en el encabezado, un asado al sarmiento de conejo.

La vuelta al hogar de la Cuadrilla tras la penosa aventura por Logroño coincidió con el inicio de la campaña navideña. Observen, amigos que nos seguís desde todos los rincones del mundo, qué bonita estampa. La estrella fugaz que deja en el firmamento villametrense un luminoso haz de luz indicando el camino a seguir. Dentro, en el Refectorio, se nos arrasaron los ojos al escuchar el dulce crepitar de los sarmientos en la chimenea. Qué estampas amigos, qué estampas. Un poco más y montamos un belén viviente.
Pero dejémonos de melonadas navideñas, vayamos al grano. Resulta que el cofrade Aitor, además de ecónomo es el Maestro de las ensaladas, por lo que dejó los menesteres del asado a Javi y se puso manos a la obra con el verde.
Hoja por hoja, Aitor cuida que la ensalada esté en perfecto estado antes y después de entrar en la centrifugadora. Entre tanto, a apenas un metro, los desdichados animales ya están en la parrilla esperando su turno. Las dos gavillas son ahora energía convertida en ascuas, todo está listo para iniciar el asado.
Observen las dos fotos siguientes. Un precioso plano de la ensalada y una segunda imagen que habla claro del nerviosismo patente en el Refectorio, y es que, poco a poco, las papilas gustativas de los Cofrades empezaban a segregar más y más saliva. El hambre iba haciando cada vez más grande la oquedad del estómago, provocando sonidos gastrointestinales de fácil traducción. De ahí que se recurriera al Plan B del aceite.
No pierdan detalle de la imagen, y no piensen que el Plan B es un mal menor, se equivocarían flagrantemente. El aceite de oliva es un manjar tomado así, en barquitos. Mientras al conejo se le tornaba el color por el efecto de las brasas, los cofrades se deleitaban con estas exquisitas tapas de aceite virgen extra de oliva autóctona, empeltre, para más señas, y con una estupenda base de pan candeal.
Atención amigos porque llegamos al minuto de oro de la noche. Presten atención al chisterazo, y es que cuando el dorado de los conejos empezó a ser ya escandolosamente atractivo, Javi se sacó de la manga esta pócima mágica. El fotógrafo, habitualmente despistado captó la secuencia en tres o cuatro imágenes, obsérvenlas y luego las comentamos.


Pues ya lo ven, el Maestro asalari cogió un cáliz y vertió en su interior el delicioso zumo de empeltre virgen extra. Después echó ajos picados y varias yerbas (no podemos saber cuáles pues el Maestro nos pidió cerrar los ojos), y seguidamente le dio vueltas. El resultado ya lo conocen, sí amigos, sí, son los Santos Óleos, con los que después ungió los conejos. Como diría mi amigo Foncu, ¡qué arte! (con acento gaditano, del Puerto).
Viendo estas dos fotos de la parte superior... ¿qué necesidad tiene uno de seguir escribiendo?, ¿verdad? Qué maravilla ver al Maestro en acción, ver cómo unge (qué verbo amigos, y qué bien se conjuga). Es una pena que no puedan percibir el aroma que desprendía la carne después de recibir los Santos Sacramentos. ¡Cómo puede haber gente que no crea en los Milagros!
Y de la parrilla a la mesa, cómo no, en algo que ya va siendo Santo y Seña de la Cuadrilla, la bandeja de los cosques, toda una clásica de nuestras cenas. El anti-glamur puesto al servicio del bien y de la buena mesa. Ah, y no se vayan, todavía hay más, otro clásico...
Por supuesto que nos estamos refiriendo a los platos de duralex, qué buenos, y además de los transparentes de toda la vida. ¿Para cuándo los platos verdes o ámbar? No se sabe, recuerden que es precisamente la austeridad lo que rige la vida en el Refectorio.

Todo listo, así comenzó la cena del pasado viernes nueve de diciembre. No ponemos escenas explícitas de fagocitación porque hemos recibido varias denuncias de padres y madres escandalizados, y es que parece ser que los niños leen nuestro blog y afirman con absoluto descaro que de mayores quieren ser de la Cuadrilla, incluso algunos, los más abducidos por el blog, aspiran a pertenecer a la CÁTEDRA. En fin, a dónde vamos a llegar. Qué chavales, esto es la hostia, amigos.
Javi saluda a los ciberamigos de la Cuadrilla, también a los niños, y les pide que tengan paciencia, y que para aprender a hacer los Santos Óleos, primero, antes que nada, hay que plantar olivos (Gerardo dixit).

Nuria, Marina y Mita tuvieron cena en el Refectorio contiguo, el del tío Ignacio, y aprovecharon para hacernos una visita. Nuria, asidua cibervisitante del blog y una de nuestras más inflexibles censoras (recuerden sus correcciones y apuntes en la cena de la CÁTEDRA), nos dio el visto bueno. Mita se quejó de que no fuimos muy atentos con ellas. Le dio un ataque de risa porque decía que las estábamos ninguneando. Por favor, Mita, ¿cómo puedes pensar eso?
Bueno, y esta es la crónica de la primera cena de diciembre. Después bajamos al Azalea y alguien nos dijo que nuestro aliento tiraba para atrás, y, a juzgar por la dosis de ajoaceite con la que rociamos a los conejos, no le debía faltar razón.
Luna llena, noche ideal para la licantropía, pero lo nuestro no es ir por ahí aullando como si fuéramos lobos esteparios. Nos limitamos a celebrar el plenilunio apoyados en la barra del bar y departiendo con la gente más aguerrida y dura, o con aquellos cuya congestión nasal era más acentuada, en definitiva, con todo aquel que fue capaz de soportar nuestro aliento.

Estáis todos bendecidos, caros amigos.