martes, 19 de julio de 2011

Bravo por la ORB

EL domingo 17 de julio tuvo lugar en Villamediana uno de los acontecimientos más esperados por los amantes de la fiesta, la Jornada de Puertas Abiertas. Esto en realidad, para quien conoce las bodegas, puede parecer una contradicción, pues lo que se celebra es que los calaos abren sus puertas para que la gente pueda visitarlos, contemplarlos, disfrutarlos y catar los caldos que reposan en su interior. Digo esto porque cualquiera que sepa cómo funcionan las bodegas de nuestro pueblo, a nivel social y de relaciones, sabrá que todos los días son jornadas de puertas abiertas, pero, bueno, dejémonos de rollos y vayamos a la crónica. 
Antonio y unas chicas de Navarra.
La mañana se presentó en esta cuarta edición, creo que por primera vez, nublada. Aunque esto no fue óbice para que la gente se animara, acudiera en masa a la cita y se batiera una vez más el récord de participación. Bien es cierto que en el exterior el ambiente se fue caldeando poco a poco.  Fue como si el chupinazo de comienzo hubiera espantado a las nubes, provocando un pequeño anticiclón sobre Villamediana. Sin embargo todo esto daba igual, porque frentes de bajas presiones avanzaban por todas las bodegas, por sus cuevas y recuevas, de modo que todos acabamos sumidos en una espesa niebla que afortunadamente nos impedía ver desde la cordura, elevándonos a un estado mágico difícil de describir. "Nada de molinos, son gigantes", y todo esto sin ácidos lisérgicos ni novelas de caballerías, sólo gracias a la ingesta incontrolada de vino, de buen vino, eso sí.
Querido, ciberlector, Mauri, el hombre cuya bodega (según las malas lenguas) todavía tiene tufo, brinda por ti. Salud.

En los primeros compases de la mañana, la gente de organización no desaprovecha el momento para dar algún consejo: "no te dejes llenar mucho las copas y ve por la sombra".

Manolo, Julio y César fueron los encargados de repartir las copas y los inservibles tiques.
Pablo Amestoy, a la izquierda, junto a Pablo Amestoy, a la derecha. No, no estoy borracho. 
No tengo palabras.
No pierdan detalle del concurrido aspecto de El Rincón.
¡Fiesta!

En mitad de la nube, de esa nube tan especial que tan nítidamente nos permitía hacer las fotos, todos pasamos por las diferentes fases, a saber: el diálogo controlado, el diálogo incontrolado, la hojarasca palabrera, la amistad, y la exaltación de la amistad.
Ejemplo de exaltación de la amistad:
"Eh, tío, yo a ti te conozco, pero ahora no caigo” (y resulta que es tu vecino, ese que no te dice ni buenos días en la escalera, ni te sigue el rollo cuando hablas del tiempo en el ascensor), pero de pronto lo abrazas y lo invitas a llamar al 1º D cuando quiera, y el otro responde, “Sí, hombre sí, ya llevaré jamón y vino, y montamos una merienda”, y tú, “cojonudo, vecino, pero el vino lo pongo yo”, jajajaja, risas-un abrazo, jajajaja, risas-dosabrazos. De pronto te dice, mira te presento a mi mujer, y entonces con absoluto descaro te fijas en sus tetas (las mismas que cada día miras con discreción y disimulo en el ascensor) y no te das cuenta del descaro, ni tu vecino, sólo ella, pero no tiene tiempo para reprochártelo con la mirada... ninguno de los dos sois conscientes de que la mujer del vecino sólo tiene ojos para el tipo de la camisa, la única camisa que parece recién planchada, el mismo tipo que al pasar a su lado (el de ella, claro), ha perfumado la recueva”.
Es sólo un ejemplo, cualquier parecido con la realidad es pura casualidad, ¿o sí?


Sergio con la Cuadrilla, tres o cuatro vinos antes de entrar en la fase de exaltación de la amistad. Arriba, Javi, con un clásico de la ORB, Félix.
Las sonrisas son imborrables. Nuria, ¿por qué llevas gafas de sol?, ¿por la niebla, acaso?

Curiosamente el vino también desactiva el freno de la prudencia, de tal manera que Juanan, Javi y Juanito se debieron creer los niños cantores de Viena, y ahí los tienen, entonando el Carmina Burana, y a capela; con dos cojones.

Escena de El Ricón, Pepino brinda. A la izquierda típica imagen de exaltación de amistad.




La gente joven sumida en la niebla. Como ven, lejos de la desesperación, sólo se percibe alegría.


Que no falten las risas, risas a gogo. Viva la amistad.
Las jornadas acabaron oficialmente a las tres y media, pero oficiosamente duraron incluso hasta la caída del sol. La fiesta fue impresionante. Como verán en las siguientes imágenes los asistentes al evento no se querían ir, o no se podían ir.

Había que cerrar las puertas, pero la gente, alienada por los efectos del vino, estaba dispuesta a dejarse cortar por la mitad con tal de que la fiesta no acabara, con tal de que esa mágica niebla no se disipara. Todos querían seguir en ese estado de subterránea felicidad, incluido aquel que a primera hora de la mañana me daba consejos, ¿lo rercuerdan? "no te dejes llenar mucho las copas y ve por la sombra". Un saludo para Tejero.
De lo que ocurrió después en la superficie hay más fotos, pero casi todas ellas atentan contra el decoro y la recta urbanidad, así que la organación gestora del blog, dirigida única y exclusivamente por los Cofrades de la Cuadrilla, ha decidido no publicarlas. Como ya saben, nuestros impulsos exhibicionistas son todavía mucho menores que su mórbida pulsión voyeurista. Así que nada, disfruten de lo que se ve y olvídense de lo que no se ve. Si les sigue picando la curiosidad, ya saben, el próximo año vengan a Villamediana. Tercer domingo de julio.
Antes de cerrar el artículo hay que transmitir la más encomiástica y sincera de las felicitaciones, una vez más, a la ORB, porque ha consolidado una iniciativa, “las  jornadas de puertas abiertas”, que es ya un clásico, como lo es también "el certamen de cosecheros de abril". Todo ello impulsado desde la ilusión y el empeño de gente que ama la cultura del vino, la tradición bodeguera social, y que defiende la alegría frente al acoso de la rutina. 
Enhorabuena y felicidades.
Un saludo de la Cuadrilla de los Viernes.

Estáis todos bendecidos.

1 comentario:

  1. Esto es una vivencia "expectacialar".
    Viva Villamediana.
    Patxi.

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