sábado, 6 de agosto de 2011

Como Dios manda.

Primera cena de agosto y, como ya suele ser habitual en verano, frecuentes bajas justificadas de los cofrades. En esta ocasión le toca preparar la cena a Paco y junto a él, bendecimos la mesa, Aitor, Juanan y quien escribe. Pero primero, como siempre, el tiempo. La noche estaba  calurosa, estupenda incluso para circular en manga corta. Durante el día amenazó tormenta, pues estuvo nublado casi todo el tiempo.Fue el típico día que la cátedra etiquetaría de “falso”. Durante las nubes permanecieron por lo que fue imposible contemplar la luna. De todos modos no tocaba licantropía, pero hubo otras metamorfosis, eso sí.
Lo dicho, de pronto aparece Paco y nos deslumbra con sus tarteras. El fulgor de la apariencia, que era simple y llanamente acojonante, nos llevo a sospechar si el condumio, que tan rico parecía a la vista, podría estar a la misma altura en cuanto a gusto; pero qué duda tan estúpida, Cofrades, esto sólo nos pudo pasar porque no habíamos bebido ni siquiera un copita de vino. Cómo no iba a estar exquisito si estamos hablando de Paco el de “Levita Calidad”; un respeto señores.
Pero la furgona de Paco todavía nos deparaba un sorpresa más.

No entro todavía en el contenido de las tarteras, pero ya saben que lo nuestro es cíclico, así que si clican en textos anteriores podrán adivinarlo. Pero Levita-Calidad nos trajo una agradable sorpresa añadida, ni más ni menos que las ansiadas cajas de vino, con las que los cofrades de la Cuadrilla de los Viernes podrán seguir practicando la Eucaristía.
Antes de nada, para poner en antecedentes al Cofrade Maestro de Ñapas (el Hermano Javi), decir que los platos cayeron a la fregadera por un fallo de apoyos. No quiero extenderme en vericuetos técnicos, me limito a mostrar la foto para que vean a Artola y Sadurní poniendo a prueba sus reflejos y deteniendo la mítica vajilla duralex en el mismo momento en que se venía abajo. Apreciénlo, queridos amigos, en las imágenes inferiores.
 Aquí tienen a los dos míticos guardamentas. Aprecien el momento preciso de la parada. En la imagen de abajo, Sadurní despeja los platos, mientras Artola contiene los ataques del rival y su terrible táctica: la ley de la gravedad.
Pero bueno, pasemos ya a los platos, que supongo que estarán expectantes. Una vez más me limitaré a mostrar las fotos. Ampliénlas si su pulsión morbo-masoquista les empuja a ello. Incluso intenten probarlo, cojan un tenedorcito y pinchen en la pantalla. Hoy en día, los ordenadores son tan modernos que… quién sabe. Además, ¿se acuerdan ustedes de lo que fue capaz de hacer Uri Geller en un programa de Íñigo? Por si no se acuerdan, cliquen ahí (vínculo para curiosos enciclopedistas).Pues si el doblaba cucharas, ¿por qué no van a ustedes a pegarle un lance al bacalao?
Ahí van las fotos. 

Bacalao "Levita Calidad". Las láminas parecen pulidas por las sabias manos del ebanista.

Cardo rebozado con almejas. Amplién la imagen y zámpense la pantalla. Amén.

También hubo veneno especial, chiles de la huerta. Con los que construimos un artefacto explosivo de devastadores efectos.

 Podría parecer perfectamente la versión cañí de la estatua de la libertad. La diferencia está en la antorcha, y en el combustible que los Cofrades utilizan.
Aquí tienen un primerísimo plano de una bomba de mano de fabricación casera. 

Cenamos como en los buenos tiempos, “como Dios manda”, así que siguiendo los protocolos litúrgicos ordinarios, hubo postre. Flan de café. Y es que Paco… es mucho Paco.

No fue fácil tumbar al flan, quizá porque la tertulia fue amena y entretenida. Se nos hizo un poco tarde. Sin embargo, en el refectorio reinaba la paz y la armonía atemporal, no había prisa, los estatutos de la Cuadrilla de los Viernes prohíben la prisa, como también las costumbres abstemias, la frugalidad y todas esas actitudes ajenas a nosotros, que se han ido adentrando en nuestro hábitat como si de un mejillón cebra se tratara.
Luego, claro, bajamos al Azalea y...
Estáis todos bendecidos, caros amigos.



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