lunes, 20 de agosto de 2012

Cena de casquería.

Después de un verano itinerante la Cuadrilla volvió a la Domus Áurea, qué placer cruzar el umbral de su modesta puerta y entrar en el Refectorio, como el emigrante que regresa al pueblo para abrazar el calor del hogar. Extraña pero entrañable sensación, y es que para experimentar el placer del regreso hay que pasar primero por el duro trance de la partida, y la Cuadrilla llevaba todo el verano sin hollar su Cuartel General, la mundialmente conocida Domus Áurea y su Sacro Refectorio.

Pero primero, como siempre, el tiempo: Un calor tremendo, un auténtico horno canicular que provocaba el vuelo rasante de los pájaros. Lo cual hacía verdaderamente peligroso salir a la calle, pues uno corría el riesgo de acabar con un humilde pardal incrustado en la frente.

Y ahora pasemos ya al relato de la crónica. Como hemos dicho el regreso fue entrañable, pero esta vez tocaba vaciar el frigorífico, lo que en el argot cuadrillero se llama cena de casquería, es decir, una cena elaborada a partir de productos sobrantes en cenas anteriores. En el congelador y haciendo un debido uso del piolet (no como el bestia de Ramón Mercader) nos encontramos con restos de varios eventos cuadrilleros. Sin embargo, para sorpresa nuestra, entre esos "restos" se hallaron ni más ni menos que cinco chuletones, que fueron apareciendo en diferentes estratos o niveles de profundidad (tres en concreto). Menudo susto, cómo echamos de menos al bueno de Joxepo, nuestro arqueólogo favorito, pues con tanto lío, tanto hielo y tantos restos tan difíciles de identificar, parecía que en ese congelador podían aparecer los filetes de algún mamut o hasta el cuerpo del mismísimo Andrew Irvine.
Conclusión: júbilo entre los Cofrades por los hallazgos y vítores para esos accesos de frugalidad Cuadrillera que condenaron a esos pobres chuletones al exilio siberiano del congelador.

Destacar que hubo ausencias numerosas y notables, pero por otro lado contamos con la presencia de José Ignació, el Quinto Beatle, aunque esta vez no nos deleitó con ninguna de sus piezas al piano. 
Entre los restos fósiles hallados en el subsuelo del congelador aparecieron, además de los ya mentados chuletones, unas pancetas de la era terciaria, que a pesar de todo fueron sometidas al fuego de las ascuas sarmenteras. Y hablando de sarmientos, amigos, imposible no subyugarse a sus brasas, su combustión hace que la peor carne se convierta en alimento apto para el consumo humano, al menos en apariencia, y aun siendo frágil la apariencia, como era el caso, fueron igualmente consumidas por los miembros (con perdón) de la insaciable Cofradía.

Una vez instalada la parrilla de los chuletones con alzas de ladrillo, se procedió al calentado de los platos. La Ceremonia Ritual estaba en marcha.

A su lado, consumidas por un fuego más inmediato, las pancetas se rendían ante la energía desatada por los Pámpanos de Baco en ignición. ¡Cómo se doraban poco a poco!, vuelta y vuelta, menudo maquillaje para unas tiras de tocino que salieron del congelador con bastante peor apariencia.

Ustedes ya lo han visto en la foto superior, el gran Zabala nos volvió a obsequiar con su visita y, ya de paso, se hizo cargo del asado de los chuletones. Su Magisterio una vez más brilló con luz propia. Observen cómo el Cofrade Juanan, como buen pupilo, toma nota visual de todos y cada uno de los movimientos del Maestro.

Poco a poco la suculenta carne fue adquiriendo el bronceado de la luna, desprendiendo al mismo tiempo ese aroma tan característico que los ha hecho universalmente conocidos.

He aquí una nota de color y de candor en medio de tanto pecado. Sirva esta imagen como respuesta al ciberamigo que dijo echar de menos en nuestras bacanales algún tipo de ensalada.

Bueno, la mesa ya estaba puesta, y algunos, como el Catecúmeno Verso Suelto, ya no estaban dispuestos a seguir ninguna conversación, todos los sentidos los tenía puestos en el chuletón que con trazas provocativas se le estaba insinuando en sus mismísimas narices. Y claro, el bueno de Juanito, pecador por naturaleza, ansiaba morder lúbrica y libertinamente esa carne. Ni que decir tiene que pecó, amigos, pecó.

Sin embargo, dos parpadeos después (que resultaron eternos, pues ahí nadie quería cerrar los ojos) fue el Cofrade de la Cordura, el Maestro Levita, domeñador de maderas nobles, el que quedó abducido por los encantos de la carne. Pero algo raro había en Paco Levita, algo que le impedía sonreír de un modo abierto, como habitualmente suele hacer. ¿Qué le pasaba? ¿Pueden ustedes adivinarlo a partir de la aguda observación de esta imagen? ¿No estará acaso la razón última, nítida y transparente, en el interior de su copa?
Sí, amigos, sí. Paco, no se sabe todavía por qué extraña razón, bebía agua. Su sentido de la responsabilidad y su Cordura son de tal calibre que nunca dejará de sorprendernos.
Paco, espero que en algún comentario nos expliques el motivo de tan extraño comportamiento.

Por último quedaba algo que ya empieza a ser tradición, ¡¡que no se malacostumbre la Cuadrilla!! Y es que el gran Zabala volvió a obsequiarnos con otro de sus chisterazos culinarios. Langostinos con fritada, amigos, cómo suena la fritada con las frutas del mar, y cómo sabe. Véanlos aquí en estado bullente, qué magnífica estampa. Menudo postre, Zabala nos dijo que en noches calurosas lo mejor era chuparse los dedos y, oigan, dicho y hecho, qué felaciones en los índices, en los corazones, en los meñiques y en los anulares; ¡incluso en los pulgares! Eso sí, queremos dejar claro que cada uno se chupaba los suyos (los dedos, digo), no vayan ustedes a pensar mal. Lo aclaro porque ya nos conocemos y sabemos cómo las gastan algunos cibervisitantes.

El caso es que con semejante sartén de langostinos la tertulia se animó dejándose llevar por muy diferentes vericuetos narrativos, todos ellos jocosos o muy jocosos, que de alguna manera contribuyeron al solazado cultivo de la amistad. 
Después, como está regulado en nuestros estatutos (nunca escritos, pues nuestra heterodoxia nos lo impide), se procedió a la limpieza del Refectorio.
Como siempre, con gran precisión, el Cofrade Juanan aplicó al caldero de la fregona la medida exacta de fluido limpiador con esencia a pino. Pino, por cierto, de gran calidad, supervisado por el Cofrade de la Cordura.

Después llegó como siempre la tertulia en el Azalea, los cafés, las colonias con esencia de limón, las cervecitas, pon otra ronda Ramón, vamos a la calle, vamos a entrar, vamos a la calle, vamos a entrar, ¿pones otra, por favor? etc. Y así en un bucle constante que no cesó hasta que los pajaritos, despuntando el alba, empezaron a intimidar a los Cofrades. El resto ya lo saben:

"Allons enfants de la Patrie, le jour de gloire est arrivé".

Estáis todos bendecidos, caros amigos.

5 comentarios:

  1. que madrugador eres Ernesto, cada vez escribes antes las cronicas. muchas gracias por todo, os recuerdo, que la proxima cena sera en Logroño en el Circulo Logroñes!!

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  2. aclaracion:
    os explico el porque de semejante sacrilegio la cuestion empieza con mi buen amigo chivirica de najera nos compramos dos bicicletas nuevas esa misma mañana anterior a la noche de autos decidimos quedar el sabado a las 7 de la mañana del sabado para estrenar las bicis subiendo a clavijo y despues subir al collado del mallo por lo cual sabiamente decidi cuidarme en la cena hasta ahi todo bien
    aldia siguiente ibamos como dos niños con zapatillas nuevas fardando de bicis pero se torcio
    a cuarenta grados mi buen amigo chivirica y en lo alto del collado pincho las dos ruedas bueno pues el liquido de la cena osea el agua que mira si es mala que apaga hasta el fuego entre otras cosas no
    me dejo lucidez de pensamiento y en vez de tirar otra vez para clavijo tiro para nalda 10 km andando con las botas de la bici las bicis un calor que ni en marruecos sin agua y sin cobertura en los moviles me cag0 en el puto agua moraleja las cenas son para aprovecharlas viva nuestro vino mi cubata de seven up con jack daniels
    y al dia siguiente k le den por culo ultima cena con agua
    estais todos saludados cuadrilla
    la cordura

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  3. Querido Cofrade, después de leer tu crónica con moraleja, ya no me queda ninguna duda de que eres la encarnación de la Cordura.
    Un saludo cuadrillero

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  4. Maestro Zabala, tenía que madrugar y vencer a la pereza, pues estoy de viaje por la Extremadura tropical.
    Saludos

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  5. Mi querido hermano cofrade de casta cordura, no le eches la culpa al agua que bien te hubiera venido bajando a Nalda, ni alabes tanto al vino que mas te hubiera agravado los males con esos 40º(te lo digo por experiencia ja ja ja). Cada cosa a su debido tiempo.
    Para estrenar bici nueva se ha de hacer una ruta mas cercana y de comprobación, pues puede tener algún fallo de montaje, que no es el caso. Me alegro de que salierais ilesos del trance. Alguien me hizo llegar ecos de vuestra "hazaña" y no daba crédito a lo que oía...en fin, ya quedaremos para ver ese rocín y contar te el secreto de no pinchar en casi año y medio.
    Muy amigablemente.
    El cofrade de los mil títulos

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