miércoles, 1 de agosto de 2012

La Cuadrilla en el Círculo Logroñés

Queridos amigos que nos seguís desde todos los rincones del mundo no pierdan detalle de la crónica que a continuación sigue, pues en ella se da buena cuenta de un relato excepcional. Ya no tanto porque la Cuadrilla de los Viernes Sí se desplazara a Logroño, abandonando una vez más el terruño, sino porque el escenario en el que se representó la cena es uno de los más ilustres y distinguidos de la capital, el Círculo Logroñés, el mismo lugar donde antaño se codeaba la flor y nata de la sociedad logroñesa, y donde hoy se celebran galas, banquetes, bailes y simposios.
Pero, ¿qué hacía la Cuadrilla hollando la noble tarima del Círculo, así como sus elegantes alfombras de Teherán? Amigos, la respuesta es harto sencilla, Zabala. Sí, fue el gran Carlos Zabala el que nos abrió las puertas de esos grandes salones para que los viéramos, quedáramos boquiabiertos, y de inmediato, una vez cerradas las bocas, bajáramos al sótano.
De sobra es sabido, queridos ciberamigos, que siempre ha habido clases y que a nosotros esa noche no nos tocaba ocupar los pomposos comedores ni cenar bajo estas grandes lámparas de araña ni ser servidos por camareros con pajarita. No, pero allí estuvimos y para dar fe de ello sirvan estas fotos.
Huelga decir que respirar esa aristocrática atmósfera decimonónica alentó nuestra imaginación y la echó a volar. Allí nos quisimos ver libando coñac francés en copa caliente y fumando cigarrillos puros de ultramar mientras echábamos una partida de bridge y comentábamos, no sin cierta afectación, cuestiones relacionadas con la importación de materia prima africana (probablemente maderas nobles), la evolución de la guerra Franco-Prusiana o la presencia esperada de cierta vedette en cierta mancebía. Sin embargo, poco duró la fantasía burguesa, pues de inmediato Juan, nuestro queridísimo Verso Suelto, apareció por ahí y nos invitó a desmontar el tenderete de los sueños para descender a la realidad, debíamos bajar, bajar a las cocinas.
Sin embargo, allí abajo, había otra fantasía, una fantasía hecha realidad que se podía percibir por los cinco sentidos. Sí, amigos, sí, era Carlos Zábala, el Gran Zabala, que estaba haciendo magia con los pucheros:

Qué más nos daba a nosotros bajar a las cocinas, o bajar al mismísimo infierno si allí estaba cocinando el prestidigitador de las salsas, domeñador de los fogones y dueño absoluto de la alquimia culinaria. Habíamos llegado a los Sótanos del Paraíso.

Y allí fuimos recibidos con unos buenos entrantes como estos de cecina y jamón con pan de orégano y, cómo no, caldos de la tierra. La fiesta no había hecho más que empezar. El Verso Suelto, que había llegado unos horas antes para ejercer como mozo de espadas del Maestro nos habló del menú, y al escucharlo, una vez más nos acordamos del experimento de Pavlov, qué gran hombre este Pavlov.

Arroz con bogavante es lo que el bueno de Zabala nos iba a preparar, al contemplar esta escena y sentir los vapores de la cazuela en nuestras pituitarias, unas lágrimas de emoción y regocijo resbalaron por nuestras mejillas. Pero de inmediato el Maestro nos cortó, nos dijo que nos dejáramos de chorradas y nos instó a que abandonáramos la cocina y fuéramos dando vado a los alimentos que tenía preparados. ¿Y qué es lo que tenía preparado? Vean, amigos, vean:

Mientras descorchábamos botellas iban desfilando los manjares, como estos deliciosos hongos confitados con huevo poché.
¿Y  qué me dicen de estas tostadas de queso fresco con pimienta y aceite?
¿Y esta otra maravilla? Voilà, paté de merluza.
Pero no sólo de aperitivos vive el hombre. Había que cambiar el tercio y ocupar posiciones más cómodas en torno a la mesa. El arroz con bogavante estaba listo.
Llegó el momento estelar de la noche, Zabala mandó a los Cofrades que cerraran los ojos antes de aparecer por el comedor. Redoble de tambores, silencio, nerviosismo y expectación en la Cuadrilla. Después llegaría la bendición, miren, amigos, miren:
He aquí la Obra Maestra, un arroz bomba caldosito con tres kilos de bogavante. Repito, no lean tan deprisa, arroz bomba caldosito con tres kilos de bogavante. Una auténtica Chef d'Oeuvre digna de ser inmortalizada en uno de los tapices que decoran los salones del Círculo. Qué pena que ustedes no puedan probarlo, ni siquiera olerlo.
Es cierto que podría empeñarme en describirlo, pero todo esfuerzo serían en vano y por mucha literatura que acumulara en el intento, baldío y estéril intento, seguiría estando a años luz de la realidad. Una realidad mágica, mística o si lo prefieren, inefable.

A la cena asistió el visitante número Veinte Mil, el incorregible Sean Baker, en la imagen hablando con  el Cofrade Agustín. Tampoco se quiso perder la fiesta el que en su día fue visitante número Quince Mil del blog, Joxepo, un hombre que ya vino a la Domus Áurea con un currículum intachable, no sólo porque tiene nombre de poteador vasco, lo cual ya le da un empaque y una prestancia incuestionables, también porque es nuestro arqueólogo favorito. Su Hoja de Servicios está sembrada de grandes proezas y está llamado a recibir la Orden del Mérito Cuadrillero con Mención de Honor.

En fin, todo estaba listo para atacar el plato principal, sin embargo, las formas y el protocolo hicieron que prolongáramos una tensa y larga espera de varios minutos con la esperanza de que el Cofrade Chuma llegara a tiempo.
Para atenuar la espera se descorchó una botella de cava, pero nada podía evitar que creciera el nerviosismo. Pasados más de cinco minutos alguien dijo que el arroz se nos podía pasar, saltaron las alarmas y del nerviosismo pasamos al pánico. Pero, amigos, fue empezar a comer y la armonía gobernó de nuevo sobre la mesa, se relajaron los rostros y en ellos afloraron de nuevo las sonrisas; qué bonito.
Eventos así no suceden todos los días, había que repetir.
Y en esto que el Cofrade Chuma llama y pregunta que dónde estamos. Él nos esperaba en la Domus Áurea y cuando el Cofrade Juanan le decía que estábamos en el Círculo Logroñés Chuma no se lo creía, lógico.
Menos mal que contó la palabrita del Niño Jesús de Juanan, así, y sólo así, bajó raudo y veloz.
La gula, uno de nuestros pecados capitales favoritos, junto con otro que ahora no voy a mentar, campó a sus anchas por el comedor. Algunos iban ya por el tercer plato, otros empezaban a dar muestras de cierto hartazgo, y al fondo, el Cofrade Chuma, que no podía perder un segundo más, se aplicaba con el primer plato.
Hay que destacar también la atención que Zabala prestó al vino. Por nuestras gaznates pasaron caldos de Bodegas de Consejo de la Alta, vino de autor de Bodegas Larraz o algún Monte Real de Bodegas Riojanas. Y así las cosas, empezó a sonar el Himno Oficial de la Cuadrilla, "La Carcajada".

Y llegaron los postres y los cafés, y nuestra conversación, siempre la misma, fluyó con la misma diligencia que el vino, atropelladamente, levantando la voz más de lo habitual, interrumpiéndonos sistemáticamente y, en fin, procediendo por momentos como auténticos tertulianos profesionales.

Iba llegando el momento de levar anclas, a algunos Cofrades les costó un poco recuperar la verticalidad, debido sin duda a la gran cantidad de alegría que ya empezaba a bullir en los estómagos.

Tal y tan grande era el gozo que a alguno, como a nuestro querido Catecúmeno Juan, alias el Verso Suelto, le dio por hacer palmas, así espontáneamente para pasmo de los Cofrades. El júbilo de nuestras noches dionisiacas estaba llegando al paroxismo.
Ya a la salida nos esperaba una nueva sorpresa, y es que el Verso Suelto, que durante toda la velada presentó síntomas de enamoramiento por una mordedura en el cuello, no pudo resistir la tentación de sentarse al piano emulando a Dorian Gray e interpretar el Preludio de Chopin. Fue magnífico, poseído por el hechizo de un amor en ciernes, nos dejó a todos pasmados dada su brillantísima interpretación.

No me gustaría extenderme para contar cómo la liamos al salir del vestíbulo a través de esta endiablada puerta giratoria, pero si ustedes han visto la peli en que Charlot entra con todo el pedo a un hotel, se podrán hacer una idea (ver).
Fue un follón impresionante, cuando una parte de la Cuadrilla estaba fuera la otra estaba dentro, pero pasados unos segundos era al revés. Esto para nosotros resultaba del todo incomprensible y además inadmisible, hubo Cofrades que quisieron poner una queja en el libro de reclamaciones. Pero no hubo nadie que nos atendiera. Como Gary Cooper estábamos solos ante el peligro y tuvimos que hacer frente a la contingencia por nuestra cuenta y riesgo. Intentamos después salir solidariamente juntos, pero quedamos atascados y a punto estuvimos de provocarnos lesiones de cierta gravedad. En fin, para qué contar.
Concluida la pesadilla de la puerta y antes de abandonar tan insigne lugar, nos hicimos una foto conmemorativa sobre la tupida alfombra roja de la escalinata.
Y después, queridos ciberamigos que nos seguís desde todos los rincones del mundo, Sri Lanka incluida, ya saben dónde acabamos. En esa esquina donde brilla en rosa un rótulo que dice Azalea Pub. Y allí se fue haciendo tarde mientras nuestros invitados resistían y confraternizaban con otros amigos, como dos de los intrusos de Viernes Sí (ver).
Avanzaba la noche y cuando los pajaritos nos empezaban ya a dar la chapa, tuvimos que refugiarnos en el interior del bar. Allí Ramón se encargó de exaltarnos con la música. Podría poner fotos lesivas a la vista, también al tacto, pero nuestro férreo código ético impide su publicación.

Nuestros queridos visitantes Quince Mil y Veinte Mil, Joxepo y Sean respectivamente, aguantaron como unos campeones. No cuento lo que Sean intentó llevar a cabo, pues fue rescatado a tiempo, ni lo que ensayó el Verso Suelto en determinada rotonda (y fue la tercera vez que nos dejó pasmados), quede esto para nosotros y, sobre todo, para Joxepo, que fue el que lo liberó de las garras de aquella noria encantada. Otra hazaña más para añadir a su intachable Hoja de Servicios.

El resto ya se lo pueden imaginar, la raya del alba despuntaba por el horizonte, el sentido común brillaba por su ausencia y había que salir del atolladero como fuera. Fue entonces y sólo entonces cuando...


"Allons enfants de la Patrie, le jour de gloire est arrivé"

Estáis todos bendecidos, caros amigos.

8 comentarios:

  1. Gracias a la cuadrilla y a los visitantes 15000 y 20000 fue un placer reciviros en el Circulo Logroñes, ya sabeis donde esta vuestra casa, espero que bajeis pronto, un abrazo, nos vemos este viernes!!

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  2. dios cabrones no se puede faltar
    esa cena tiene que tener replay
    faltabamos dos cofrades
    asi que tomar nota sobre todo el gran zabala
    nos vemos el viernes
    la cordura

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  3. Muchas gracias, Carlos, por la cena, con todo ese arte y esa ciencia, pero gracias sobre todo por el pedazo de oferta que nos hiciste.
    Fue genial!!

    Un saludo cuadrillero. Nos vemos el viernes. Recuerda que no vamos a la Domus Áurea, que estaremos en el Balcón de la Bahía.

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  4. Querido Paco, alias la Cordura, sentimos mucho ponerte los dientes largos. Te perdiste una gran cena, pero no te preocupes porque seguro que habrá repetición.
    Un saludo.

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  5. Estaba esperando como agua de mayo, y de junio, julio, etc. la exposición de los hechos de la gran cena del Círculo Logroñés por parte de Ernesto, el " maestro ". Yo me mondo con sus palabras y sus instántaneas. La cena fue difícil de olvidar y este visitante 15.000 quiere dar las gracias en primer lugar al bogavante que se sacrificó, en segundo lugar al gran cocinero Zabala y por supuesto al resto de cofrades. Confiando en futuras catarsis gastronómicas se despìde vuestro amigo Joxepo

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  6. Hola, Joxepo, gracias por tus amables palabras. La verdad es que fue una noche especial y muy divertida. Seguro que habrá nuevas ediciones y por supuesto contaremos contigo, ¡no nos falles! Recuerda que eres nuestro arqueólogo favorito.
    Saludos cuadrilleros.

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  7. Hola a todos, prometo volver hacer una cena en el Circulo Logroñes!! ya os avisare.

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  8. Querido Carlos te tomamos la palabra. Se te reprochará la pasividad pasados tres meses, para que veas que te damos tiempo.
    Un saludo, Maestro. (quitándonos el sombrero, por supuesto.

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