martes, 5 de marzo de 2013

Nostalgia del frontón

El otro día estuve en el frontón, fui a ver un partido, la semifinal de un torneo juvenil. El encuentro era por parejas, y reconozco que sólo la relación con alguno de los pelotaris que intervenían esa tarde, en concreto los dos delanteros rivales, Rodrigo e Iturriaga, fue lo que definitivamente me llevó a presenciar el encuentro. Pero no voy a hacer una crónica del partido, sólo pretendo mostraros algunas de las fotos que hice y contaros también las impresiones que me asaltaron mientras presenciaba el partido.

Quizá esta foto sea un poco la metáfora y a la vez el reflejo vivo del estado que vive actualmente la pelota en el campo aficionado. Lo que vi fue un partido con emoción y con pelotaris de gran clase, chicos con proyección. Es cierto que todavía les queda mucho por delante, pero que desde luego ya apuntan muy buenas maneras. Estoy seguro de que están al nivel, peldaño arriba, peldaño abajo, de los juveniles que hace treinta años llenaban los frontones de los pueblos en el Torneo Interpueblos. Me entristeció ver que estos jóvenes aficionados, aun habiendo alcanzado una semifinal y un más que aceptable nivel de juego, no tenían más público que cuatro aficionados irreductibles y sus familiares más próximos, nada más. Y entonces sí, me vinieron a la mente los recuerdos de aquellos deportistas de blanco, fajín rojo o azul, que en las primaveras y veranos de los años setenta y ochenta levantaban pasiones en el frontón de la plaza, ante un público entregado que se acomodaba como podía en improvisadas gradas.

Este entusiasmo, lógicamente, no era exclusivo de Villamediana, estaba presente en todos y cada uno de los pueblos de La Rioja. Hace treinta años un chaval de Huércanos de apenas quince años llenaba los frontones allá a donde iba. Ese chico del que hablo era Gorostiza y, junto a Santi, despertaba mucho más entusiasmo entre los aficionados del que pudo llegar a provocar años después, cuando entró en el campo del profesionalismo. No porque de chaval fuera mejor que de mayor, sino porque la pelota se vivía de otra manera.
Pero él no era el único, recuerdo que en aquellos domingos intensos de Interpueblos, había otros jugadores que también eran muy conocidos y por ello temidos en las localidades vecinas. Sólo voy a citar a dos o tres, los que ahora me vienen a la memoria. Heras, de Pradejón, Salaverri, de Fuenmayor, o la mítica pareja de Heliodoro y Bolito, todos ellos eran ya muy populares cuando jugaban en juveniles, y formaban parte de esa pléyade de pelotaris que animaban y enriquecían con su juego el Torneo de Interpueblos.

Recuerdo también cómo los aficionados se desplazaban y acompañaban a los jugadores del equipo local por todos los frontones de La Rioja. El Torneo Interpueblos se seguía como si una liga de fútbol se tratara. Yo tenía, como otros muchos aficionados, el calendario del torneo con los puntos y los tanteos de los partidos (pues al final esto también podía ser decisivo), que domingo a domingo rellenaba a mano conforme iba conociendo los datos, y si era preciso esperaba al día siguiente para consultarlo en el periódico y terminar de aclarar la situación. Diré más, y puede que exagere, pero hasta barrer el frontón era todo un ritual, no se caían los anillos de nadie por tirar de escoba, y se hacía mientras el público que empezaba llenar la plaza, formaba corrillos y comentaba la entidad y categoría del equipo rival, o si se sabía ya quién iba a ser el zaguero de Sebas, si Jesús Bellido o Ismael.

Fue quizá entre la segunda mitad de los setenta y la primera de los ochenta cuando se vivió el momento más dulce de la pelota amateur, cuando este deporte acaparaba el interés de casi todo un pueblo. No olvidemos que se trataba de una liga, y la atención hacia las categorías inferiores era tal que un partido ganado por los alevines contaba lo mismo que uno de categoría absoluta o juvenil. Eso sí que era respeto por la cantera, y por eso, porque todos los partidos contaban igual, el frontón ya estaba lleno cuando empezaba el primer partido, que si no recuerdo mal, jugaban chicos menores de catorce años.

Bueno, y qué decir de los jugadores de Villamediana, qué decir por ejemplo de un Bastida, que llenaba el frontón hasta cuando jugaba "al tanto perdido". Si había un pelotari en Villamediana que era temido y respetado por los rivales, ese era Bastida. Sobresalía por su tenacidad y picardía en los cuadros delanteros, así como su visión y su técnica. Ah, y más allá del juego destacaba por su proceder, sin aspavientos ni juramentos sobreactuados, con naturalidad y hasta con mesura, y en esto tengo la sensación de que el joven Rodrigo Marín ha heredado sus maneras. Eso también me gustó mucho.

De Bastida recuerdo sobre todo sus dejadas desde muy atrás, a veces desde el cuatro. Cuando parecía que iba a despejarla hasta más allá del siete, eso daba a entender por su postura y expresión, abría la mano y mecía la pelota con la palma, acariciándola y fijando sus coordenadas, y al mismo tiempo pegaba un pisotón fuerte en el suelo, la señal para los rivales de que la pelota saldría con gran violencia, sin embargo ésta despegaba de su mano dibujando un parábola caprichosa que todo el mundo seguía con la mirada y la respiración contenida, pues volaba con la cadencia y el suspense de las folhas secas de Didi, hasta impactar agónica en el frontis, a pocos centímetros de la chapa, y después dejarse caer perezosamente a menos de medio metro de la pared, en un bote pobre y corto que los contrarios sólo podían contemplar mientras trataban de incorporarse, rodilla en tierra, rendidos por un engaño a contrapié.
Entonces sí, el público volvía a respirar, y al tiempo gritaba, aplaudía e incluso enloquecía. Volaban esos cartones que la gente usaba como abanico y los gorros de papel de periódico, y hasta el bochorno canicular de alguna de aquellas tardes de verano parecía desvanecerse.
Bastida ejecutaba ya esta jugada cuando tenía la edad de estos chicos de las fotografías, pero ellos no tienen público, no despiertan las pasiones que de verdad merecen, son hijos de otro tiempo, y eso es lo que me produjo cierta melancolía.

Como un dato anecdótico, pero muy importante para refrendar lo que ahora estoy exponiendo, me vienen a la memoria acontecimientos de gran repercusión mediática que yo también seguía con expectación y que coincidían en las fechas con estos torneos de pelota, me refiero a los Mundiales de fútbol, que sin embargo no eclipsaban la preponderancia de la pelota.

Recuerdo la final de Argentina 78, es verdad que podía haber gente por los bares viendo el partido, pero nada podía con el interés que suscitaba por ejemplo un Varea-Villamediana o un Villamediana-Albelda en Interpueblos. No sé con exactitud qué partidos hubo en el frontón, cuál era el pueblo rival aquellos domingos concretos, pero mientras Mario Kempes terminaba con la ya maltrecha naranja mecánica en el 78, o al tiempo que en España se jugaba la final del Mundial 82, en muchos pueblos de La Rioja, un evento de menor alcance mediático se vivía con idéntica intensidad y pasión que la final entre Italia y Alemania, y puedo asegurar que los tantos en el frontón se coreaban con el mismo ímpetu que el viejo tifossi Sandro Pertini mostraba para celebrar los goles de su selección en el palco del Bernabéu.

Por todo ello me acordé de esos días de gloria, del esplendor en La Rioja de la pelota de aficionados, y me dio la impresión de que se había producido una ruptura en esa correa de transmisión que desde hacía muchos años unía en los pueblos a pelotaris y afición. Primero Tomás Benito y Esteban Gil, más tarde Papitos, Julito, y después Carmelo y Jose Mari, quizá uno de los mejores jugadores que ha habido nunca en Villamediana. Su testigo lo cogió después, casi para no soltarlo, el incansable Sebas, el más ganador de los pelotaris que he visto, y más tarde Bastida, y con él el arte entró en el frontón, junto con nuestro adorado Rafa, el Curro Romero de la pelota (ver), después Merengue y quizá todo acabó con Berna, con los JJOO del 92, con la irrupción de la televisión y de las nuevas empresas de pelota profesional.

Con la decadencia del torneo y la desaparición del frontón, del propio escenario del centro del pueblo, la pelota ya no ha vuelto a tener el brillo que tuvo durante esa época que yo, desde mi recuerdo y sólo desde mis impresiones, percibo como la edad de oro de este deporte.

Esas fueron mis impresiones, los recuerdos que me asaltaron mientras veía a estos jóvenes pelotaris en acción. No pude evitar sentirme invadido por la nostalgia, no porque el tiempo pasado aparentemente fuera mejor, sino porque el presente me pareció un tanto desolador, y porque a tenor de su juego y de su arrojo y voluntad, esos cuatro chicos que vi el otro día en el frontón de mi pueblo merecían otra cosa.
Entonces también caí en la cuenta del mérito que tienen escuelas como la de Bastida en Villamediana, de gente como Sátur o Roberto (y más que seguro me dejo por desconocimiento), y del incansable aliento de esos recalcitrantes aficionados, como los que en la imagen superior contemplan el partido.

Pero hoy quiero quedarme sobre todo con el ímpetu de esos cuatro chavales que saltaron a la cancha y saludaron a una grada vacía para después jugar como si estuviera llena.
¡¡Chapeau!!
                                                             


14 comentarios:

  1. Yo también tengo nostalgia.
    Que recuerdos más bonitos los vividos en los frontones.
    Yo iba con mi abuela que no se perdía ninguno y algún pelotazo recibió.
    LLegó a ver a Rodrigo de chaval y siempre que juega me acuerdo de ella.
    La pelota era su pasión.
    Un besito para Manolo y Carmelo que siempre están en el frontón los primeros.
    Te faltaba nombrar a Chichán y a Richar (Colate)que también eran buenos pero no destacaron , ese nervio que tenían merece la pena mencionarlo.
    Gracias por tu crónica , me has hecho pasar un buen rato.

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  2. La de veces que lo hemos comentado en la bodega, desde que quitaron el frontón de la plaza, quitaron involuntariamente ese olor a cuero y sebo, esa reunión sin cita, esos pelotazos de los mayores que a los mas pequeños nos hacían retirarnos a los cuadros traseros...Sin duda una muy buena entrada.
    Salud2

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  3. Hola, gracias por los comentarios. La verdad es que sí, que seguro que me he dejado a muchos, Nuria, es imposible citar a todos, pero de los que no me he acordado yo, ya os habéis acordado vosotros, y eso es lo bonito.

    ¡Hasta los de la Cátedra se han vestido de blanco! Y creo que uno, el Catedrático García, jugó en Interpueblos.

    Saludos cuadrilleros.

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  4. Soy Satur muy bien descrito.La verdad que da pena ir a los frontones.Yo Lo e comentado muchas veces por tradición en los pueblos del norte tenía que haber frontones abiertos que hay es donde se hace cantera con los piques que había cuando jugábamos al tanto perdido y para que los metes tengan donde ir a darle a la pelota sin tener que pagar como sucede con los pilideportbos.Antes se pasaban 8 horas al dia en el frontón y ahora pasan tres horas a la semana.Bueno pero aún asi yo creo que hay cantera con todos los mocetes que hay y la afición que tienen destacando a Rodrigo y Ismael.Un saludo y muy buen blog seguir a sí.

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  5. "Mocetes y polideportibos" faltas cometidas que con la tecnología escribe Lo que le da la gana a estos móviles. Jajaja

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  6. Hola, Sátur, gracias por el comentario. Es verdad, no había caído en la cuenta de ese pequeño gran detalle, y es que jugar a la pelota hay que ir al frontón cubierto, y eso no es gratis. El frontón abierto era accesible a cualquier hora. Estaba en la plaza y unos se entretenían jugando y otros viendo jugar. Además, así se mantenía vivo el nexo entre el pelotari y la afición.

    De todos modos, nostalgias aparte, lo importante es que, como bien dices, sigue habiendo cantera, y eso se debe en cierta medida a gente como tú.
    Gracias Sátur.
    Un saludo cuadrillero.

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  7. Hola cuadrilla,el recuerdo que yo tengo es el de ir con mi abuelo al frontón de la plaza (el viejo),a ver algún partido sentado en esas gradas metálicas.Como la gente aplaudía o lamentaban un fallo con alto grado de pasión.También tengo marcado un recuerdo de creer que este debía de ser un deporte muy importante cuando veia en los carteles que hasta jugaban extranjeros.Jo,el Kennedy ese tiene que ser la leche!!!

    Un abrazo cuadrilla.

    El parien

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  8. Hola, Parien, pues que sepas que Kenedy era muy bueno, y aunque no era de Villamediana, sí se le consideraba como una especie de hijo adoptivo. Y además, por su manera de jugar, es verdad que parecía de otro continente, Ángel era un crack. Fue uno de los pioneros de la botivolea, esa suerte del juego que inventó Arroyo.
    Por cierto, cargó con el apodo de Kenedy porque cuando era chaval alguien (creo que el cura de Clavijo) apreció cierto parecido entre su flequillo y el del presidente de los Estados Unidos, y desde entonces se le llamó así.
    Qué historias.
    Un saludo cuadrillero, Parien.

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  9. Me ha gustado mucho el reportaje, las fotos y el texto. Comparto lo que se dice en el y tambien los comentarios, a mi ahora la pelota no me interesa tanto. He pasado veranos enteros en un pueblo de La Rioja Alta y es verdad que se vivia asi, era impresionante.
    No me acuerdo o no conoci a todos los jugadores que citas, pero me acuerdo de Gorostiza y de Bastida. Sabeis porque Bastida no fue profesional?
    Un saludo desde Euskadi.

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  10. Hola, amigo, gracias por el comentario. La verdad es que no sé muy bien por qué Bastida no jugó en profesionales, supongo que fue sencillamente porque no quiso.
    Gracias de nuevo por visitarnos.
    Saludos cuadrilleros.

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  11. Muy bonito el recuerdo a los pelotaris riojanos y en especial a los de nuestro pueblo , recordando a manolo que nos acompañaba todas las tardes de los sábados cuantas veces decíamos que para ver publico en el frontón tendríamos que regalar bocatas de jamón pero bueno lo que hace falta es tener afición y ponerle ganas .... Gracias a Ernesto por dedicarl estas palabras a nuestros chavales agradecidos unos padres de pelotari

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  12. Gracias a vosotros. Yo ya sabía que me dejaba a gente, y es verdad, Manolo es uno de ellos, grandísimo aficionado, el hombre del marcador. En fin, que sirva este hilo como recuerdo a su persona y a su perenne sonrisa.
    Gracias amigos.
    Saludos cuadrilleros.

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  13. Hacía mucho que no leía el blog. Y me he reenganchado con nostalgia en el frontón. Que bien describes todo y que recuerdos. Con mi padre he ido a pueblos sólo para ver partidos, Fuenmayor, La Puebla de la Barca, Cenicero.......
    La verdad que es una pena que ya no tengan público más que los profesionales y pagando un pastón.
    Tambien tengo oido a los ya muy mayores que esperaban a mi bisabuelo Torrega, viniera de Bilbao para verlo jugar en la plaza.
    Que tiempos....

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  14. Hola, Mónica, muchas gracias por tu comentario, y gracias también por el apunte sobre tu bisabuelo, hemos tomado nota.
    Un saludo cuadrillero.

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