martes, 4 de octubre de 2011

Una noche en el purgatorio

Queridos amigos, después de los excesos, de las bacanales, y de las fiestas de exaltación de la alegría y de la amistad, llegó la calma. La del pasado viernes fue la primera cena de otoño y se notó, ¡cómo no se iba a notar después de tanto desenfreno! Fue una de esas noches crepusculares que sirven más para evocar que para celebrar. Noche con el poso de nostalgia propio de estas fechas, cuando el olor de la vinaza y de los pimientos asados compiten por controlar los barrios. Pero… ¿acaso creen que estuvimos deprimidos por eso? No, estimados ciberlectores, no. La dieta mediterránea de la Cuadrilla, la tradicional, la de los cuatro ases, a saber: careta, panceta, costilla y chorizo, es garantía de éxito, y acudió en nuestro auxilio como acude Supermán cuando algún blanco (si es blanca mejor) de clase media alta, anglosajón y protestante, se ve en apuros. No hay serotonina ni dopamina que produzca los efectos de la "dieta mediterránea de la Cuadrilla".
¿Que se agobian porque tienen mucho trabajo? No se preocupen, el Doctor Juanan les receta un par de filetitos de panceta y un vasito de vino.
¿Que se agobián porque no tienen trabajo? Eso es más jodido. Primero, relativícenlo, cinco millones de españoles están como usted. Segundo, tómese la molestia de subir a cenar con la Cuadrilla un Viernes Sí y pruebe varios pedacitos de careta, otros tantos de panceta, un buen pedazo de costilla y veinte centímetros de chorizo (si dan un doble sentido a este último consejo es que están tan enfermos como cualquiera de nosotros, o más). Ah, y lo bueno que tienen estos medicamentos es que permiten el consumo de vino.

Aquí tienen a los miembros de la cuadrilla combatiendo la depresión. Terapia de grupo, sahumerio porcino y jarabe de palo. Esto es tremendo, amigos.

Aquí tienen de nuevo al Maestro Asalari con los pinceles. Y detrás del Maestro la imagen del pecado, pero busquemos un primer plano. Zoom, por favor.

Ni siquiera con la ampliación queda claro quién pasa el "jarabe de palo" y quién lo toma (cómo no recordar la mítica foto de Bartali y Coppi y en el Tourmalet, salvando todas las distancias, claro). Sin embargo, la forma esquiva con la que Pedro se enfrenta a la cámara evidencia la génesis del pecado.

Ahí los tienen, el Maestro y su pupilo aventajado. Hay que decir, dado que el reportaje fotográfico nos delata, que añadimos salchichas a la dieta, por cierto, muy ricas.
Bueno, una imagen para presumir. Pimientitos recién asados con ajito y aceite, los subió Javi, el uruguayo, y estaban cojonudísimos. Amplien la foto y echen un bocadito.

Por lo demás, qué decir, este tipo de medicación es cojonuda, sobre todo cuando los pildorazos se administran en amigable conversación. Pasamos un buen rato, y aunque al principio la nostalgia de las noches anteriores pesaba ligeramente sobre nuestras conciencias, pronto se olvidó todo. Y es que no hay nada mejor para salir de la melancolía que tener proyectos, y la Cuadrilla los tiene, y qué proyectos, amigos, qué compromisos. Menuda responsabilidad.
Si esa noche fue como una noche en el purgatorio fue por dos razones básicas, una por haber vivido varias cenas en el cielo, toda caída es dura, y otra porque el sentido de la responsabilidad de los Cofrades es muy alto y la próxima cena se presenta ante nosotros como un grandísimo reto, sin duda, como el mayor al que jamás se ha tenido que enfrentar la Cuadrilla.
Como recordarán los seguidores del blog, el día 14 de octubre ejerceremos como anfitriones para la CÁTEDRA, a la que a partir de ahora, y por decisión unánime y ampliamente aplaudida por el Concilio será escrita con todas sus letras en mayúsculas. Los preparativos están ya en marcha, tres o cuatro días antes habrá reuniones para que el recibimiento y los agasajos a los egregios miembros de la CÁTEDRA sean un éxito.
Sólo esperamos de Sus Ilustrísimas un cinco raspado, porque un cinco con la CÁTEDRA es como un diez en Harvard. Sabemos (por descontado lo sabemos) que jamás llegaremos a Su Altura, y partiendo de esa resignada humilidad que impregna nuestras almas, dejamos claro que suspiramos por un "visto bueno", por frío que sea, o un "no está mal, chavales", o un "hay mucho que aprender". Pero sobre todo y ante todo aspiramos a no ser confudidos con olvidadizos aficionados, que dicen digo y luego dicen diego. En fin, repasen el blog por la fecha del 21 de agosto y sabran de qué hablamos.

Esto es todo, caros amigos.
Estáis todos bendecidos.

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