martes, 11 de diciembre de 2012

Murió Jesús de Cos Borbolla

Murió Jesús de Cos Borbolla, el último superviviente con experiencia en la guerrilla cántabra, "los del monte", como dicen al menos en la zona de Picos de Europa. No estuvo mucho tiempo en la guerrilla, dos años aproximadamente. En 1946 cayó herido de gravedad cerca de Cabezón de la Sal, en Virgen de la Peña, y "Madriles", uno de los que llegaron de Francia terminada la Segunda Guerra Mundial, le salvó la vida llevándolo a cuestas en un sobrehumano esfuerzo hasta un puesto de apoyo en Caranceja, en un pajar con falso fondo, donde pudo recibir atención médica y recuperarse. 

"Madriles"murió siete meses después en un tiroteo en Llanes, y de él ni siquiera se sabe con seguridad el nombre, sólo que combatió en la guerra, luego en el maquis francés y que después cruzó la frontera para luchar en Picos de Europa junto a "los del monte". Pero Jesús de Cos siempre guardó un especial recuerdo de aquel compañero.

Hace exactamente un año coincidimos en las exequias de "Camiseta", en su huerta de Sotombos, en la parte de Bejes. El destino ha querido que Jesús de Cos muriera el 10 de diciembre, exactamente un año después de que lo hiciera su amigo Alejandro Narganes Alles, "Camiseta" (ver), el tipo que nos prometió una visita a la Domus Áurea a cambio de una promesa firme, que hubiera chuletillas al sarmiento y vino en abundancia. Al final, como ya sabéis algunos, la enfermedad le negó el pasaje y la Cuadrilla se quedó con las ganas de recibir a este huésped de honor.

Porque me recuerda a todos un poco, a "Camiseta", que emigró a Cataluña en 1949, al propio Jesús, que se exilió en Francia y a "Madriles", pues el podría haber sido "Pierre, le maquis", por todos ellos, me apetece cerrar esta crónica con una historia de infortunio y sufrimiento contada en verso por José Agustín Goytisolo. Se trata de un poema no exento de escepticismo pero lleno a la vez de honda humanidad. Ojalá que os guste.

Pierre, le maquis.
Yo llegué a Aix en Provence por la mañana
de un día oscuro de setiembre,
cuando las hojas secas de los plátanos
revueltas por el viento golpetean
con furia el parabrisas ya manchado
por el barrillo de los camiones
que cruzan la Camargue en la hora incierta
que media entre dos luces. Un café
agua en el rostro y consultar el plano:
rue de la Republique rue de la Gare
Place de Saint Paul aquí pequeña calle
serán pocos minutos. Oui Monsieur
y la búsqueda fácil con la carta
y el paquete que envuelve la botella
de Fundador Domecq
hasta un segundo piso. La señora
metida en una bata casi china
me contempla me escucha. Pierre no está
no vive aquí se fue no sabe adónde
quizás en el bar allí tenía amigos
y alguno lo sabrá. Las escaleras
y el golpe de la puerta a mis espaldas.
Nada en el bar, tampoco
los hombres que jugaban cada día
la partida con él saben decirme
cómo encontrar a Pedro dónde vive;
tan sólo entiendo que hace más de un año
empezó a beber fuerte
que hablaba más que nunca de la guerre
que se reía solo y maldecía
jurando en castellano
y que le detuvieron
un Catorce de Julliet cuando orinaba
las flores y coronas
del Monument de la Resistence.
Pedro Antón Pierre escucha
no sé si aún estas vivo,
pero si un día lees o te cuentan
lo que ahora escribo aquí quiero que sepas
que de regreso ya hacia La Junquera
en un bistrot increíble, entre gitanos
que hablaban catalán cerca de Sète
yo acabé vaciando la botella
que para ti me dieron en Tortosa.
Fue a tu salud lo juro. Aquella carta
creo que la he perdido.

Hasta siempre, Jesús. A buen seguro que tus cenizas se echarán al monte.
Salud.


2 comentarios:

  1. Muy buena crónica de una pasado que alguien debería contar, pero que nunca deberíamos olvidar... porque nunca se sabe.

    PD.: Para uno que no le gusta la poesía, no están mal las selecciones que nos brindas.

    Aitor. Ecónomo de la Cofradía.

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  2. Sabía que Jesús de Cos habia muerto, pero no imaginaba que en un blog de la Rioja iba a encontrar información, con algunos detalles muy interesantes como el de "Madriles".
    El poema es buenisimo, no lo conocia asi que muchas gracias.
    Roberto, un cántabro de Madrid.

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