lunes, 8 de abril de 2013

Viernes S(í)anto.

Queridos amigos que nos seguís con fidelidad religiosa desde todos los rincones de mundo, bienvenidos una vez más a esta nueva crónica de Viernes Sí, la última de nuestra singular Cuaresma, la que tuvo lugar el pasado veintinueve de marzo en la Domus Áurea.
Por primera vez desde que Zabala, el Dueño de la Alquimia Culinaria, dejara sus pinceles en los fogones de la Domus, nadie se había decidido a tomar el relevo. Tuvo que ser el Cofrade Ecónomo el que engrasara la paleta y nos pintara un sueño comestible sobre un lienzo de tateras, y es que el arte efímero tuvo en la Domus una presencia destacada. Bravo por Aitor.
 
Se lo estaban preguntando, pues claro que cenamos pescado, era Viernes Sí Santo y no podíamos librarnos tan fácilmente de los rigores penitenciales de la vigilia. El pago de bulas, tras sondear el mercado, se nos antojó inalcanzable, y así nos lo hizo saber nuestro Cofrade Ecónomo. Lo cierto es que, tal vez movido por la pasión o quizá por la piedad, Aitor quiso endulzar el último día de este tránsito penitencial con un buen bacalao el pil pil, y la Cuadrilla se lo agradeció con vítores, salvas y brindis de varia lección.
 
El bacalao bañado en aceite, los Santos Óleos. El secreto de este plato radica en el paciente meneito circular de la tartera, de esa forma la gelatina que desprende la piel del bacalao va ligando poco a poco con el aceite creando así una emulsión. Se trata de la divina emulsión pil pil que Aitor logró a base de mecer en la cuna de barro a su mimado abadejo.
 
 
Ligada la salsa de la primera tartera le tocó el turno a la siguiente. Vean al Cofrade Ecónomo, convertido en artista, he aquí un ejemplo palmario de cómo las finanzas (a pequeña escala, es cierto) no están necesariamente reñidas con el arte.
 
Voilà, este es el resultado final, una mesa que refleja bien a las claras el espíritu de humildad y recogimiento de la Cuadrilla. El pan, auténtico candeal de la Boulangerie Chez Chula, el jarro de barro preñado de vino, las humildes ensaladas, y los no menos sencillos platos de duralex, los preferidos por la madre de Brian.
 
Purita crema, amigos, con esa esencia precisa de ajo y picante, y todo ello, huelga decirlo, regado con caldos de la tierra. Sabemos que es paradójico, pero nosotros, los Cofrades de Viernes Sí, vivimos entre la incoherencia y la contradicción, por eso somos capaces de sublimar lo sencillo hasta elevarlo a la categoría de exquisitez, es el lujo de la sencillez, la modestia entallada con oropel, es, en definitiva, bacalao al pil pil.
 
 
¿Acaso el Cofrade Ecónomo puso chorizo al resto de la Cuadrilla para amenizar los entrantes?
Queridos amigos y ciberamigos que nos seguís desde la cercanía, pero también desde montañas lejanas y desiertos remotos, he aquí la foto de la discordia, la imagen que el Consejo de Redacción se negaba a colgar para evitar desavenencias con el gran público.
A pesar de todo, y arriesgándonos a una nueva amonestación, los Cofrades de Viernes Sí, Verso Suelto incluido, hemos decidido colgarla esgrimiendo el derecho a la información y a la libertad de prensa.
Pero entonces... ¿Es cierto que el Cofrade Ecónomo puso chorizo al resto de la Cuadrilla para amenizar los entrantes? Pues sí, la respuesta es sí. ¿Pecó por ello? Interesante pregunta que dio pie a una ágil y amena discusión de naturaleza filosófico-teológica, y hasta cosmogónica, que no concluyó hasta que no se vaciaron las botellas. ¿Acaso no puso Dios el Árbol de la Ciencia en el Paraíso? ¿Qué necesidad tenía el bueno de Yaveh (lo de bueno... es una manera de hablar, pregúntenle a Job) de plantar ese árbol, si, en verdad, Él no deseaba que pecaran? ¿Por qué puso a Adán y Eva esa dulce tentación al alcance de la mano? Preguntas de este orden y otras más mundanas nos hacíamos mientras comíamos bacalao al pil pil, y bebíamos litúrgicamente el caldo fermentado de la vid.

 
De nuevo el Consejo de Redacción interviene para impedirme concluir la crónica sin aclarar si comimos o no el chorizo. Bien, ahí va la aclaración. ¿Por qué alarmarse? El Cofrade Ecónomo no nos obligó a comer, tampoco nos lo prohibió, es cierto, pero cual Yavéh, es más que evidente que nos puso el plato de chorizo para doblegar sin dificultad alguna nuestra lábil voluntad penitencial. El resto, ya se lo pueden imaginar, de sobra es sabida la inclinación de los Cofrades hacia la transgresión y el pecado.
 
Allons énfants de la Patrie, le jour de gloire est arrivé
 
Estáis todos bendecidos, caros amigos.

6 comentarios:

  1. Aitor muy buena nota a ese bacalao al pil-pil.

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  2. Para la presentación en el plato y en la cazuela ,la piel se pone hacia abajo

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  3. Mira que yo creía que en la cuadrilla teníais dispensa papal para un día como Viernes Santo poder comer y beber todo aquello que el bolsillo y la gula os permitiera.

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  4. Querida Euria, se solicitó la dispensa, pero primero quedó en suspenso por coincidir con el Cónclave, y después se perdió en el entramado burocrático y administrativo propio de una transición papal.
    Por todo ello, desde altas instancias se nos aconsejó pasar por caja, pero las bulas para ceremonias carentes de frugalidad, como las de Viernes Sí, están por las nubes (como no podía ser de otra manera en un Reino Celestial), así que no nos quedó otra que acatar los rigores expiatorios de la Cuaresma; eso o pecar.
    Saludos cuadrilleros.

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  5. ....y al fina se pecó, por que las rodajas esas que hay en el plato no son precisamente ajo arriero con tomate embutido en tripa natural...je je je

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  6. El Parien:

    Peccatores sumus omnes

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