lunes, 4 de enero de 2016

El día en que la gula despachó a la pereza.

Queridos amigos que nos seguís desde todos los rincones del mundo, bienvenidos al blog de Viernes Sí. Bueno, huelga decir que hemos estado una temporadita disfrutando de ese gran pecado capital que no es ni la lujuria, ni la avaricia, ni la soberbia, ni la ira, no, ni siquiera la envidia, no, amigos no, es la pereza, a la que como habrán comprobado nos hemos entregado con los brazos abiertos. 
Claro, si se han puesto a contar, habrán observado que de los siete pecados, falta uno, efectivamente, falta ese pecado que da la espalda a la mesura, a la contención, a la frugalidad y al hambre, y es que también para la gula ha habido espacio y tiempo en las reuniones de Viernes Sí. Precisamente por eso, hemos decidido hacer una excepción con una breve crónica del último Viernes de Contento y Dicha. Ustedes entenderán ahora la razón por la que hemos salido de la pereza.





Hay cenas que ya con el olor despiertan sensaciones especiales y contribuyen a la muda del estado de ánimo.
La cena con la que nos obsequió el Cofrade Bretón merecía reinaugurar el blog, parece que la gula, queriendo acaso copar todo el protagonismo, le ha dado una patada en el culo a la pereza despachándola de Viernes Sí. 




Con tasajos así, queridos amigos, propios de una fiesta homérica, que fueron, por supuesto, regados con exquisitos caldos del país, celebramos el último Viernes Sí del año. 
Como comprenderéis, en compañía de tan jugosos manjares es mucho más fácil fortalecer la amistad, la conversación fluye por los mismos cauces y con idéntico caudal que el vino. Es el gusto de hablar por el gusto que esas palabras llenas de calor, humor y amistad toman en las bocas, qué sublime maridaje, amigos.

¡Feliz año 2016!

Un saludo, caros amigos, estáis todos bendecidos.

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