martes, 3 de mayo de 2011

Cangrejos y Cocochas

¡¡Otra vez las tarteras!! Qué emoción amigos, qué deleite. Cangrejos y Cocochas, en fin, qué os puedo decir, queridos amigos. Ya veis que ni siquiera me he tomado la molesta de empezar con el gentil cibersaludo, ni siquiera hay crónica del tiempo. Hoy sólo hablamos de Cangrejos y Cocochas, así, con mayúsculas.

Paso directamente a la crónica. Cometimos el error de bendecir la mesa con las tapas levantadas, y así era muy difícil mantener una actitud contrita y compungida. No obstante, la ceremonia de acción de gracias se llevó a cabo con más decoro de lo que suele ser habitual.
Somos de interior, poco amigos del agua, nos gusta más el vino. Pero lo nuestro es más el agua dulce que la salada. Salvo Paco, el hombre que vino del Najerilla para aportar un poco de cordura entre tanta insensatez iregüense, el resto de la cuadrilla aprendió a nadar en el Iregua. Lo cierto es que todos somos de agua dulce, así que lo de las cocochas lo dejo para expertos de litoral y viejos lobos de mar, sólo puedo decir que estaban deliciosas, así, con su ajito, su perejil, su aceitito de oliva, todo bien ligadito, espesadito y dorado, en una gelatina deliciosa que convierte milagrosamente la barbilla inferior de un pez en un manjar; increíble.


El cangrejo, de nombre científico ‘Astacus, astacus’, según la rae “un artrópodo crustáceo del orden de los decápodos”, ahí es nada. Uno lee todo esto y da la impresión de que se va a comer un tomo de la enciclopedia británica, pero no, queridos amigos, no, la foto deja claro lo que nos jalamos. No pierdan la oportunidad de ampliar la imagen. Disfruten con la contemplación de esa salsita que crea adicción a la primera dosis y que está elaborada a partir de una fórmula tan sencilla como mágica, aceite, unos tomatitos, ajitos, cebollita picada, sal y unos pocos chiles para que den emoción al asunto. Y vaya si la dieron, a más de uno nos sudó la calva.
Antes lo cangrejos se pescaban de cualquier manera. En el Iregua, pero también en las acequias grandes, como el Río Varea o en cualquier otro canal de riego de las fincas (como tenemos lectores por todo el mundo, ya aclaro que hablo de lugares de Villamediana). Se echaban gavillas de sarmientos al río, con un poquito de hígado dentro, y media hora después uno podía sacar del río la gavilla con un suculento botín enredado entre los sarmientos. También se ponían ladrillos en la corriente de agua, por cuyos agujeros se colaban los simpáticos crustáceos. En fin, era fácil dar con cangrejos autóctonos. Luego llegó la crisis, la nefasta política de repoblación con cangrejos no autóctonos, etc. Podría escribir sobre el tema, pero tal vez algún experto ciberlector quiera poner un comentario en esta crónica ilustrando a los Cofrades de la Cuadrilla Viernes Sí.
Nosotros… la verdad, no sabemos mucho más acerca de la historia del cangrejo, nos limitamos a succionar sus caparazoncitos, saborearlos, untar la salsa y chuparnos los dedos como depravados libertinos. Qué gozada, amigos.
López de Calle Fotógrafo llegó a tiempo, pero su cámara no es tan rápida como el revólver dél mítico Lucky Luke. La idea era captar a Juanan mordiendo a una indefensa cebolla siempreviva, pero no fue posible, no obstante vean con qué gozo la paladea. Por fin, gracias a Javi, el Uruguayo, pudimos comer siemprevivas, ¡¡¡qué buenas estaban!!! Estaban dulcitas, pero eso no evitó que, dada la abundante ingesta, se dieran casos de halitosis transitoria jubilar. No sé los demás, pero yo tuve el sabor de la cebolla en la boca hasta bien entrado el sábado.

Ya saben, la próxima cena de Viernes Sí es en fiesta de San Isidro. No olviden visitarnos, lo mismo hasta ponemos alguna foto de los Cofrades en el baile de la plaza, agarrando con pulso firme la cintura de alguna moza mientras suena el pasodoble o alguna de Georgi Dann, la Barbacoa, por ejemplo.
Ya saben, lo nuestro es claro ejercicio de exhibicionismo, y lo vuestro, amigos, purito voyeurismo.

Estáis todos bendecidos.

1 comentario:

  1. El Parien: Que buena tonalidad ha cogido mi Juanan....

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